El monstruo y la bestia

La Propuesta

Al día siguiente, Lira estaba sentada en las escaleras del edificio, con una lata de refresco entre las manos y cara de gato derrotado. El viento movía su melena despeinada cuando apareció Morgana, su vecina del piso superior: una vampira gótica de sonrisa pícara y gafas de sol incluso de noche.

—¿Qué haces aquí con cara de funeral, minina? —preguntó Morgana, mordiéndole la tapa a su propia lata de sangre enlatada.

Lira suspiró profundamente. Necesitaba aunque fuera desahogarse con alguien

—Mi madre. Me llamó para recordarme que la fiesta de compromiso de mi hermano es en una semana. Y quiere que vaya con mi pareja.

—¿Y? —Morgana arqueó una ceja—. Solo dile que vas sola.—respondió con su típico sarcasmo, pero Lira replicó

—Intenté, pero no me dejó hablar. Me colgó. Y lo peor es que toda mi familia cree que tengo novio. —Se llevó las manos a la cara—. ¡Y no tengo a nadie!

Morgana sonrió con aire travieso. Lira conocía esa sonrisa, ella tramaba algo

—Eso tiene fácil arreglo. Consíguete uno falso.—volvió a sorber su sangre enlatada tomando un trago y degustándolo

Lira la miró horrorizada. Esa idea era descabellada

—¿Uno falso? ¿De dónde saco eso? ¿Los venden en el mercado negro?—No estaba para bromas y creyó que Morgana bromeaba.

La vampira se rio, mostrando los colmillos. Quería a su amiga pero a veces su ingenuidad era muy hilarante.

—No seas tonta. Usa al grandulón con el que vives.—señaló a la ventan del apartamento.

—¿¡A Vico!? —Lira casi escupe el refresco—. ¡Ni loca! Es serio, aburrido, se enfada mucho si le hablo muy cerca, y huele a soldadura.

—Precisamente por eso. Nadie sospecharía que estás fingiendo.—Morgana apoyó el codo en su rodilla y sonrió—. Además, se nota que te cae bien.

—¿Qué? ¡Claro que no! —Lira se levantó, agitando las manos—. Solo… solo me cae un poquito menos mal que antes.

Morgana rodó los ojos. Esa mentira era demasiado obvia

—Ajá. Y yo solo bebo sangre por el hierro.—dijo tomando su sangre embotellada—Eso no engaña a Nadie y Nadie por ser un golem se cree todo lo que le cuentan—dijo refiriéndose a un golem ingenuo que conocía

—No es gracioso Morgana, lo digo en serio—volteó a la ventana del apartamento de Vico, quién arreglaba unos cables—Por otra parte, no sé como decírcelo, posiblemente rechace la idea.

—Entonces no se lo pidas—dijo Morgana con un brillo malicioso en sus ojos y su cara se dibujaba una sonrisa siniestra—debes convecerlo, lograr que vea que esto es necesario tanto para él como para ti.Convéncelo. Haz que parezca que lo necesita tanto como tú.

Lira se cruzó de brazos. Esa idea sonaba muy mal

—Eso suena manipulador.—dijo poco convencida del método

—Lo es. —respondió Morgana con total naturalidad—. Pero funciona.

Lira se quedó pensativa, mirando su lata vacía.

—Bueno odio admitirlo, pero tienes un buen punto—dijo un poco pensativa

Morgana sonrió con una expresión pícara y se acercó a su amiga poniendo su mano en su hombro

—Esa es mi chica. Si todo falla, siempre puedes hipnotizarlo con tus ojos de gatita o dejarle ver la parte blanda. —guiñó un ojo, luego se acercó para susurrarle al oído—. Y no me refiero al corazón.

Lira se sonrojó como un tomate y le arrojó la lata a la vampira

—¡Morgana! ¡¿Que Diablos te pasa!?—tras arrojarle la lata se cubrió la cara con ambas manos ocultando su vergüenza

La vampira la esquivó con elegancia y subió las escaleras riendo.

—Solo digo la verdad, cariño. Nos vemos en la fiesta.—dijo entrando al edificio

Lira se quedó sola, suspirando. No sabía que hacer en este momento

—Sí, claro… fácil decirlo. Convencer a Vico es como convencer a una roca de bailar salsa… —miró hacia la ventana otra vez—. Pero supongo que no pierdo nada por intentarlo.

Lira subió al edificio hasta llegar al apartamento de Vico, la mujer felina rondaba por el lugar acercándose a Vico en la cocina mientras él preparaba un desayuno monstruosamente saludable (guiso de hígado con espinaca electrificada).

—Oye, Vico… —dijo ella, tratando de sonar casual mientras apoyaba la barbilla en la mesa—. ¿Tú...alguna vez has ido a una reunión familiar? Tu sabes, te invitan,hay un evento, algunos familiares te hacen sentir incómodo, otros solo van a comer para irse y no hablarte hasta otro evento y tienes la sensación de que en algún punto todo saldrá mal?

—No tengo familia.—respondió con un gruñido ofendido por la pregunta—solo los dos científicos que me crearon y no les gusta que les llame padres.

—Ah… cierto. —Lira se mordió el labio, pensativa—. ¿Y a una fiesta… romántica?

Él levantó la vista, confundido. No entendía a que iba esa pregunta

—¿Qué clase de pregunta es esa?—dijo confundido, no gritando pero si se notaba incómodo

—Nada, nada. Solo curiosidad. —rió nerviosa, dándose la vuelta—. Olvídalo.

Más tarde, mientras veían la televisión, Lira lanzó otra indirecta.

—Mira esos dos. —señaló a una pareja de monstruos en una telenovela donde un hombre lobo declaraba su amor por una zombi.

—. Fingieron estar juntos y terminaron enamorándose de verdad.—dijo casi cautivada, como si quisiera llorar por que acaba de presenciar lo más hermoso del mundo

Vico ni parpadeó. No era muy fan de este tipo de cosas le parecían muy cursis.

—Eso es estúpido.—respondió el grandulón quién sentía no asco pero si rechazo hacia lo romántico

Lira bufó, abrazando un cojín. Era más difícil de lo que imaginó

—Sí, claro, súper estúpido… —murmuró bajito, aunque lo miraba de reojo.

Ese mismo día mientras anochecía, Lira practicaba frente al espejo del baño.

—“Mamá, él es mi pareja”. No, suena falso. —cambió el tono—. “Sí, estoy con alguien… un chico alto, fuerte, cosido a mano y con cara de mal humor”. ¡Ugh, no!

En ese momento, Vico pasó frente al baño, escuchó parte de la frase y frunció el ceño.

—¿Con quién hablas?—dijo tocando la puerta y abriéndola un poco, no se atrevió a entrar para evitar una situación incómoda como la de aquella vez.




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