El muchacho de la balsa

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En los días siguientes, entre caricias y corazones palpitando al unísono, Mew me hizo preguntas mientras la balsa se deslizaba con suavidad sobre las quietas aguas de aquel maravilloso río.

Cuando dijo que quería conocerme mejor, enseguida pensé en preguntas típicas que cualquiera hace en una conversación cotidiana y superflua: qué hace tu padre, qué hace tu madre, qué harás por tu futuro, tu marca de ropa favorita, tu Xbox ...

Pero Mew no era cualquier persona... Yo no fui capaz de responder a ninguna de sus preguntas. Prefería escucharlo a él y todas las preguntas que me hacía se las hacía yo a él...

"¿ Cuál es tu flor favorita?" (Hortensia,respondía él, porque me recuerda momentos felices de mi infancia.)

"¿ Cuál es tu estrella favorita? (El Lucero, decía él, aunque sé que no es una estrella sino un planeta, no tiene luz propia, aún así se las ingenia para ser la más brillante del cielo, como si no se hubiera conformado con el rol que quisieron imponerle.)

"¿ Cuál es tu animal favorito?" (El caballito de mar, me susurraba, porque si su pareja muere, elige morir también, elige morir de Amor...)

Y ya no quise que hablara más. Lo callé con un beso, sintiendo que yo mismo me iba a morir de amor cuando llegara el día en que tuviera que alejarme de aquel único e irrepetible muchacho de la balsa...

 




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