Miles de Lunas

Él no quiso dejarlo, se arrepintió mañana y noche de aceptar aquel trabajo, pero quería brindarle una mejor vida.

Cada día le escribió una carta expresando cuanto le extrañaba; cada noche al mirar el cielo estrellado anhelaba regresar a su lado, cumplir su promesa de casarse y formar una familia.

Sabía que debía ser fuerte y esperar, todo sería para tener un mejor futuro, para ser digno de su amor.

En su sueños se aparecía aquella mirada cargada de amor.

-Estaré esperándote

Esas palabras resonaban en su cabeza dándole esperanza, fuerza para aguantar la lejanía.

Una tormenta, el mar agitado, un pequeño barco en medio.

Todo fue tan rápido, cuando se dieron cuenta ya era demasiado tarde y sólo había agua a su alrededor...

Pidió perdón y cerro sus ojos esperando encontrarlo en otra vida.

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Pasaron años, pero él lo siguió esperando, la gente lo miraba extraño; murmuraron a su espalda e incluso lo intentaron llevar a un manicomio, pero él siguió de pie en aquel muelle esperando a que el amor de su vida regresara.

Hace tiempo le dijeron que no volvería, que se había quedado en el mar y jamás podría regresar, pero él se negó a aceptar aquella verdad, se negó a creer que lo había dejado; él lo prometió y sabe que no rompería aquella promesa porque él lo amaba ¿verdad? No podía mentirle, jamás lo haría.

Cada embarcación que llegaba a aquel muelle él corría buscándolo entre la gente, siempre con la esperanza de volver a verlo, aunque cada noche lloraba y gritaba por el dolor que sentía.

Su lobo moría día tras día, sus feromonas se extinguían.

Aquel omega amable y con una dulce sonrisa fue desapareciendo, su familia preocupada intento ayudarlo, no funciono.

El recuerdo de aquel amor lo mato, anhelo demasiado tiempo volver a ver aquellos ojos que lo miraban con devoción, escuchar aquella voz que aceleraba su corazón, la marca en su cuello se pudrió y no hubo más que hacer cuando su cordura se desvaneció.

Su cuerpo envejeció.

Su cabello se pinto de blanco y su rostro se lleno de arrugas.

Vago por las calles entre lamentos.

Busco cada día.

Espero cada tarde, pero jamás volvió.

Hasta que un día corazón dejo de latir, sus ojos dejaron de llorar.

Su cuerpo fue enviado al mar esperando allá pueda volver a encontrar a su otra mitad.