El mundo de Gaia

AVE ATQUE VALE

—¿Cómo es posible que hayan desaparecido?— preguntó Belial, tratando de mantener la calma.

—¡Simplemente no están! —Respondió Kend con confusión, mientras pasaba las yemas de los dedos por las runas de protección que antes estaban marcadas en la pared.

—Pues hay que hacerlas nuevamente— volvió a decir el alfa.

— Podría llevar días conjurar todo Crena— respondió frustrado y al ver la mirada impaciente del alfa agregó : —Me pondré de inmediato con esto.

Belial asintió y comenzó a caminar de regreso al interior de Crena. Sabía que los terrores nocturnos no habían podido colarse así por así y acababa de confirmarlo al ver que las runas que Kend había puesto en los muros que separaban a Crena del resto de Gaia hacía tantos años, parecían estar quemadas, haciendo que solo quede una mancha negra y su magia inservible.

El alfa había conocido a Kend cuando éste era pequeño, su padre había evitado que exterminaran por completo al pueblo donde  vivía, aunque el pequeño después de aquel ataque había quedado huérfano. Desde entonces había acompañado siempre a su familia y más allá de que dejaba que la gente crea que era un prisionero, él siempre se había quedado con ellos por voluntad propia, manteniéndolos a salvo y ayudando en cualquier cosa que su magia pudiera, pocas personas sabían que él era un brujo, la mayoría lo creía humano.

Su segundo al mando comenzó a caminar a su lado y Belial pudo darse cuenta, por su ceño fruncido y sus facciones tensas, que estaba preocupado.

—No lograrán pasar dentro de Crena Alec, no lo hicieron antes y no lo harán ahora.

Fue en ese momento exacto en que las campanadas de alerta comenzaron a sonar, haciendo que sus pasos se detengan en seco. Cuando sus ojos se encontraron con su amigo no hubo más que decir, ambos comenzaron a correr cuando el sonido de batalla resonó a lo lejos.

***

El jarrón no llegó a golpear a aquel lobo pero si llamo su atención, haciendo que rápidamente clave sus ojos en los de Keera.

Aquellos ojos negros ¿Donde los había visto?

No hubo mucho tiempo para pensar en aquello ya que el lobo empezó a avanzar hacia ella gruñendo y emanando esa espuma blanca por la boca.

Keera comenzó a pasar su espada de una mano a la otra, friccionando sus piernas en posición de ataque. Le dedico una mirada de soslayo a Archie que seguía con todo los pelos de su lomo erizados, Ness por su parte, tenía los ojos rojos de llorar y se notaba a leguas que estaba temblando.

Volvió a clavar sus ojos en aquel lobo, cuando éste gruñó con más fuerza antes de dar un pequeño salto tratando de morderla, Keera llegó a retroceder y empujar la espada, asestando un rasguño en el hocico del animal y abriendo una pequeña herida que, aunque no gimió lastimeramente, largo un siseo furioso.

—¡Archie vete!— gritó Keera, cuando el animal volvía al ataque, esta vez con más ímpetu.

Keera balanceaba la espada de un lado al otro, tratando de mantener al animal a raya, que no paraba de lanzarle manotazos con sus grandes garras, tratando de que suelte su arma.

La bestia amago por atacar por su lado izquierdo y fue a por el derecho, asestando en la mejilla un arañazo que, aunque llegó a correr la cabeza hacia atrás, la punta de sus afiladas garras llegaron a rozar su lado derecho de la cara, haciendo que rápidamente se abrieran heridas que comenzaron a sangrar, emanando aquel  líquido viscoso y caliente.

Había caído al piso después de aquel golpe y cuando el animal iba a por fin rematarla, Archie salto a su yugular, tratando de morderlo inútilmente. Si bien el lobo del niño tenia un tamaño considerable, no dejaba de ser un cachorro y el lobo era el doble de él. Comenzaron una pelea salvaje y Keera rápidamente se puso de pie, aunque no sabía cómo haría para intervenir en aquella pelea.

El lobo se arrancó de encima a Archie, tomándolo con fuerza por la pata trasera y haciéndolo volar por los aires con fuerza. Keera vio cómo su cuerpo impactó contra la pared mientras el pequeño lobo aullaba con dolor. 

—¡NO!— gritó Keera con fuerza.

Vio como Ness se acercó a rastras a Archie y trato de tocar al malherido lobo, que gimió lastimero haciendo que Keera se cabree sobremanera. Había perdido su espada en la caída anterior y cuando miró a sus costados no pudo encontrarla. Se puso de pie con rapidez cuando aquel lobo comenzó a acercarse a los niños nuevamente y ella no dudo en correr hacía él y con toda la fuerza con la que fue posible lo embistió. 

Cayeron ambos al suelo rodando, aquel lobo la doblaba en tamaño pero sin embargo había logrado derribarlo. Antes de que siquiera pudiera pensar en alguna manera de atacar, el lobo había clavado con fuerza todos sus dientes en el abdomen de Keera, haciendo una presión impresionante que hasta pudo sentir sus costillas desgarrarse.

Largo un grito de dolor mientras cerraba los ojos con fuerza, haciendo que el lobo solo presione más en su mordida. Logro tantear con la punta de sus dedos la cuchilla de plata que tenía metida en su pantalón, jadeo con dolor mientras cerraba sus dedos alrededor del mango y sacándola la clavó velozmente y con fuerza en su costado izquierdo, justo en el corazón.

Keera no sabía si aquello iba a funcionar o si había logrado clavarlo lo suficientemente profundo como para matarlo, pero supuso que lo había conseguido cuando el lobo gimió y aflojo un poco el agarre de su abdomen.

El dolor que tenía Keera parecía esparcirse por todo su cuerpo, sentía la sangre brotar a chorros cuando el lobo sacó por fin sus colmillos de su piel ya desgarrada, lo empujó a un costado sacándolo de encima suyo y éste, que comenzaba a debilitarse con rapidez, largo un pequeño aullido lastimero, caminó unos tres pasos antes de caer rendido sobre su costado respirando con dificultad.

Keera dirigió su mirada hacia Archie, que lentamente se ponía de pie con esfuerzo, con la ayuda de Ness a su costado que disimuladamente limpiaba sus lágrimas con la manga de su chaqueta.




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