El mundo de Gaia

POSESIONES

Había pasado una semana desde que Ness atacó a aquellos lobos. Una semana en la que le había costado volver a caminar y recuperar sus fuerzas por completo.

—¿Cómo estas?— preguntó Keera depositando la bandeja con el desayuno en la cama.

—Bien— se limitó a responder escueta la niña.

Así había sido desde que había despertado, prácticamente no hablaba y dormía todo el día mientras evitaba que todos—incluido Archie— pasaran a verla.

—Ness, cariño— comenzó diciendo Keera, armándose de paciencia—¿Vas a decirme qué esta mal?

—Nada Keera— respondió esta girándose y dándole la espalda.

—Creo que estas comportándote como una idiota— dijo enojada haciendo que Ness automáticamente se diera vuelta encarándola nuevamente.

—¿Qué dijiste?— preguntó sorprendida.

—Lo que escuchaste— contestó Keera como si nada—, estas comportándote como una idiota y una miedosa.

—¿Miedosa?

—Si— respondió Keera encogiéndose de hombros.

—¿Y eso por que?— preguntó Ness claramente enojada mientras se cruzaba de brazos.

—¿Crees que no se lo que estás haciendo?—la acusó Keera con los ojos entrecerrados—Alejas a todo el mundo por que temes hacerles daño.

—Eso no es cierto— trató de defenderse Ness.

—Si lo es— respondió Keera mientras —¿Crees que así lograras alejar a la gente que quieres? Pues déjame decirte que no, solo haces que nos preocupemos más por ti.

—Tu no sabes nada— respondió Ness mientras sus ojos se llenaban de lagrimas.

Keera se dio cuenta que se había pasado al ver como ella se esforzaba por mantener las lagrimas en sus ojos.

—Nessy— susurro sentándose a su lado—Se que pasaste por muchas cosas de las cuales no quieres hablar por que deben ser muy duras— Keera envolvió su mano en la suya mientras la miraba fijamente—, pero debes saber que ya no estas más sola, estoy aquí, al igual que Edwin y Archie y hasta Belial.

—Tengo miedo...— susurró esta de vuelta, dejando caer un par de lagrimas que Keera limpió con rapidez.

—Lo se, yo también tengo miedo a veces.

—¿Lo tienes?

—Por supuesto que lo tengo— respondió Keera muy segura de sus palabras —, pero he aprendido a enfrentarlo ¿Y sabes como es mas fácil?

Ness en respuesta negó con la cabeza mientras sorbía por la nariz.

—Con amigos, si tienes gente a tu lado es mejor, siempre es mejor.

Pareció pensar unos segundos sus palabras, como si tratara de asimilarlas antes de asentir nuevamente con duda.

—Vamos a hacer una cosa, es algo que hacia en la guardia cuando era pequeña.

—¿Qué es?— preguntó curiosa.

—Una especie de pacto y pase lo que pase, siempre nos cuidaremos la una a la otra— respondió Keera con una sonrisa amistosa.

—Esta bien.

Keera tomó la pequeña cuchilla de untar mermelada de la bandeja y se hizo un corte en el pulgar.

—¿Qué haces?— preguntó Ness curiosa.

—Vamos a hacer un pequeño pacto, pero debes ser valiente ¿Está bien? Te haré un pequeño corte en tu pulgar también y repetirás las palabras que te diga.

—Está bien— respondió Ness entusiasmada mientras extendía su pequeña mano a Keera.

Hizo una pequeña mueca de dolor cuando Keera abrió su piel, sin embargo no emitió sonido.

—Repite conmigo— comenzó diciendo mientras unía sus heridas, mezclando así la sangre.

—"Donde sea que vayas yo voy, donde sea que estés yo estoy. Tu alma se envuelve en mi alma y tu sangre se vuelve mi sangre. Con mi vida te protejo de ahora en adelante. A partir de este momento somos hermanos de sangre".

Ness repitió con claridad cada palabra de Keera sin despegar sus ojos en ningún momento y dando por terminado aquel pequeño ritual, termino diciendo.

—"Quoquo tu ibis, te Semper invenient me".

—¿Qué significa eso?— preguntó Ness —Fue lo que le dijiste a aquel muchacho cuando atacaron Crena.

—Si, su nombre era Ezra y lo que dije significa "Donde sea que vayas, yo siempre te encontraré" a partir de ahora estamos conectadas.

—¿De verdad?

—Solo si lo crees desde lo más profundo de tu corazón Ness, así es como funciona.

—Lo creo Keera— respondió ella con una sonrisa.

—Yo también lo creo Nessy— respondió devolviéndole la sonrisa.

*

—¿Cómo es que te vas?¿Donde vas?— volvió a preguntar Keera haciendo sonreír a Edwin.

—Solo serán algunas semanas— respondió él con una sonrisa en el rostro— Pareciera que fueras a extrañarme.

—Por supuesto que voy a extrañarte— respondió Keera como si aquello fuese lo obvio—¿Qué voy a hacer sin ti?¿Y por qué tienes que irte tanto tiempo?

—Hagamos una cosa— respondió Edwin cerrando la bolsa de lona —Nos escribiremos cartas ¿Está bien? Así el tiempo se pasara más rápido.

—¿Y como se supone que las envíe?— preguntó ella un poco refunfuñada.

—Le darás la carta a Ray y ella sabrá que hacer— contestó él con simpleza y luego agregó:—Cuídate mucho en mi ausencia Keera ¿Vale? Trata de no meterte en problemas.

—Los problemas suelen venir a mí, sabes eso.

—Si lo sé, de todas maneras si ves alguno ir hacia ti simplemente corre en dirección opuesta.

—Como si fuera tan fácil...— masculló Keera por lo bajo.

—No me das tranquilidad Keera— respondió Edwin con una mirada acusadora.

—Está bien— contestó ella alargando las palabras.

—Adiós mi querida amiga—respondió el sonriendo mientras le daba un leve abrazo y un beso en su frente.

De aquella última vez que vio a Edwin habían pasado cinco días —en los que sí tenía que ser completamente sincera— se aburría muchísimo.

Su cuerpo estaba sudoroso mientras una y otra vez le pegaba al saco de arena, tanto con sus pies como sus manos. Desde que Edwin se había marchado no tenia mucho que hacer.

Con Belial se veía solo a la hora del desayuno y casi no intercambiaban palabras y a decir verdad, las cosas entre ellos se encontraban un poco raras, aunque entre ellos las cosas generalmente estaban así.




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