El mundo de Gaia

PROMESAS

El regreso fue silencioso mientras que Keera todavía intentaba asimilar lo que había pasado hacía menos de una hora.

Su reacción —aparte de ser rara— podía llegar a traer demasiadas preguntas que ella no estaba dispuesta a responder y agradecía enormemente que el alfa no haya insistido en el tema.

Estaba un poco sorprendida de las cosas que le había dicho recién ¿De verdad sentía todo aquello ? No tenía idea pero de ser así sabía que las cosas no terminarían de la mejor manera.

Nunca lo hacían.

Sus ojos se dirigieron un segundo hacia donde se había formado un pequeño círculo, en el centro se encontraba la bruja con una sonrisa engreída en su rostro y Belial iba tan distraído —perdido en sus propios pensamientos—, que no vio a Keera desviarse del camino.

—Si intentas algo, te mato— murmuró Iver con precaución mientras desataba las esposas de sus manos—, terminas de comer y volveré a ponértelas.

Mirei se sobaba el lugar en donde había tenido aquellos amarres llenos de runas que le producían jaqueca, pero hacían bien en tenerla custodiada si no querían tener bajas.

El primer golpe la tomó completamente desprevenida, asestando en su mandíbula y produciendo un sonido sordo, cuando quiso darse cuenta, tenía encima suyo a la humana, que luego de asestar dos puñetazos más, murmuró:—Si llegas a ponerle un puto dedo encima a alguno de los niños o siquiera a alguien que conozco te mataré.

Mirei sonrió mientras con la lengua juntaba la sangre que caía de su ahora partido labio, aquella humana era idiota si creía que se dejaría golpear de esa manera y no hacer nada al respecto.

—Anda inténtalo— la retó Keera con una sonrisa engreída en su rostro y acercando su boca a la oreja de la bruja susurró: —, tus poderes de mierda no funcionan conmigo.

Mirei, intentando hacer sufrir a la humana se concentró en producirle dolor, sin embargo —tal como lo predijo la muchacha encima suyo— sus poderes no funcionaron, haciendo que frunza el ceño y la mire con curiosidad y también con precaución.

—Si te llego a ver cerca de la niña, si llego a ver siquiera que miras en su dirección, mataré a ese puto animal de carga que tanto quieres y te lo daré de comer cortado en pedacitos y luego acabaré contigo mientras todo ese poder que dices tener será devorado por las ratas.

Se levantó luego de decir aquellas palabras que prácticamente escupió, dejando por primera vez a Mirei sin palabras y con un pesado silencio a su alrededor. 




 

Belial tenía el ceño fruncido y la miraba bastante cabreado , sin embargo Keera no prestó atención a ello, ya tendría tiempo para lidiar con él después.

Lo único que quería dejarle claro a la bruja es que Keera no decía las cosas por decir, sí le advirtió que dejara a los niños en paz y ella no lo hizo pues que pagara las consecuencias.

Vio la mirada de reconocimiento de la bruja en Ness, entendiendo que era más que cualquiera de su especie. Sabía que los de su raza eran seres que creían en todas y cada una de las profecías habidas y por haber, si el origen de la niña comenzaba a saberse no dudarían en querer apartarla de su lado y meterla en cualquier aquelarre o en peor de los casos usarla para un sacrificio.

Siguió dos pasos por detrás a Belial que no se había vuelto a mirarla después de atacar a la bruja y fue en ese momento que recordó que lo había visto conversar con ella como si fuesen viejos conocidos.

—¿De donde conoces a la bruja?— la pregunta salió antes de que siquiera pudiera pensarlo y cuando Belial giró un poco el rostro para mirarla supo que la había cagado.

—No te interesa— fue todo lo que respondió antes de girarse y volver a caminar nuevamente.

—Con que vuelves a ser el mismo idiota de siempre—murmuró Keera con ironía.

Aquello fue suficiente para que Belial se girara y encarará a Keera con una furia que podía sentirse a kilómetros.

—¿Porque después de todo lo que te dije en el puto bosque vas y te enfrentas a la bruja más peligrosa de todo Gaia?

Keera estaba a punto de mandarlo al carajo, pero se detuvo justo a tiempo luego de procesar las palabras que acababa de decir el alfa.

—¿Que?— llegó a murmurar confundida.

—Te dije que me importabas, te dije que quería cuidar de ti y no te importo una mierda Keera— murmuró Belial con frustración—¿Es que acaso no te importa? ¿Tan egoísta eres?

Luego de que aquellas palabras salgan de su boca, se giró y volvió a caminar decidido, esta vez sin fijarse si Keera lo seguía o no.
 

La casa que a la que habían llegado era enteramente de madera. Todo a su alrededor estaba rodeado de árboles y plantas de todos los tamaños y colores. De la chimenea se veía asomar humo por lo que supuso que había sido prendido para enfrentar el frío que llegaría en la noche.

La puerta se abrió y de allí salió corriendo Ness, con sus cabellos oscuros alborotados y dirigiéndose hacia donde ella se encontraba. Sonrió cuando la niña envolvió sus brazos alrededor de su cintura y se apretó contra ella con fuerza.

—También te extrañe pequeña— murmuró Keera peinando su cabello.

—Tenía miedo de que algo malo te hubiese pasado— susurró Ness todavía abrazándola.

Keera se separó un poco y acuclillándose para quedar a su misma altura dijo:—Nada va a pasarme Ness, voy a estar siempre para ti ¿Sabes eso verdad?

Ness simplemente asintió antes de tomar la mano de Keera y caminar dentro de la enorme cabaña.

La madera crujió cuando se adentraron dentro de la estancia. Había un deje de olor a hierba y a comida cocinándose, mientras que toda la casa estaba adornada con plantas de interiores que a simple vista, parecían ser medicinales. Los sillones eran de cuero negro mientras que frente de estos, una chimenea gigante producía un gran fuego.

Había un cuadro en el que se veía Jorgen y Eyra —aunque se veían más jóvenes que ahora— y habían dos chicos y una niña que variaban en edades. Supuso que serían sus hijos.




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