El Mundo De Las Esferas. I parte.

4. MÁS QUE UNA LEYENDA.

Cuenta una leyenda muy antigua que al crearse el planeta tierra, junto a él se formaron cinco esferas con sus respectivos guardianes que las custodiaban. Cada esfera guardaba increíbles poderes y representaban los elementos fundamentales para que el planeta tierra tuviera siempre el equilibrio necesario. Así mismo existían dos tipos de guardianes, uno místico que podía adoptar cualquier forma menos la humana, y el otro sólo podía tener apariencia humana, haber nacido de humanos y crecido entre ellos para poder pasar por el mundo desapercibido.

Cada uno de los guardianes místicos se encargaba de encontrar al otro guardián, aquel que debía llevar una apariencia humana y que por lo tanto, debía ser mortal, conocer la muerte y pasar por ella, conocer la angustia, el dolor que agobiaban a los seres humanos, sus corazones, el amor. Ellos, eran quienes portaban las esferas que debían tener un cuidado especial, debía manejar su poder cuidadosamente y no podía emplearse para beneficio propio. Por esta razón eran estos guardianes los más vulnerables al ser nacidos entre los humanos. Si la esfera llegaba a caer en manos equivocadas, el guardián místico se encargaba de borrar la mente de la persona que la encontraba y la tomaba.

Los guardianes mortales, según la leyenda de Ojelfer Odnum, fueron creados por la misma naturaleza, cuando el mundo era nuevo, porque ella sabía que el mundo iba a cambiar y que esos cambios traerían consigo miles de desgracias. Cada guardián místico o humano había sido creado de la misma esencia de su esfera protegida.

Poco a poco los guardianes místicos comenzaron a tener problemas para encontrar a los otros guardianes ya que aparte de la raza humana, existían otros seres que los buscaban. De esta misma forma, los guardianes también contaban con grandes aliados. Pero por un largo tiempo corrió el rumor que los guardianes habían desaparecido. No se volvió a saber de ellos después de una gran guerra que tuvo lugar en otras tierras.

Cada esfera tenía el nombre de sus elementos, es decir, del elemento que habitaba en su interior; no tenía otro nombre ni habían sido renombradas en ningún momento. Agua, aire, fuego, tierra y éter, esos eran los cinco elementos que ellas guardaban y así eran llamadas.

La esfera del agua guardaba el mundo submarino. Mares océanos, ríos, lagos, lagunas... Su símbolo era similar al de una gota la cual además de representar su elemento, representaba la tranquilidad y la pureza de la vida. Dos colores rodeaban aquel símbolo y eran el azul y el verde.

La esfera del aire contenía el viento, el cielo y el espacio infinito. Su símbolo eran dos líneas curvas, una sobre otra y representaba la calma y la agitación que hay entre ellos. Los colores que rodeaban este símbolo eran el blanco y el plateado.

La esfera de la tierra conservaba el mundo de los bosques, selvas, valles, llanuras, praderas, montañas... Su símbolo era muy parecido a la silueta de una hoja el cual representaba la vida misma. Sus colores eran el marrón y el verde.

La esfera del fuego contenía el corazón del mundo, su ardiente interior que se reflejaba sutilmente en los volcanes y desiertos, y en los gases que el mundo emanaba. Su símbolo era como el de una pequeña flama y representaba el calor y la calidez necesaria para la vida. Los colores que le rodeaban eran el rojo y el amarillo.

La esfera del éter o esfera de la luz, como también se le conocía era un gran misterio. De esta esfera y de sus guardianes poco se sabía y los otros guardianes preferían mantenerla en secreto y solo se conocía su existencia. Muchos piensan que esta esfera es la más poderosa de todas.

Existe la creencia de que las esferas dependían unas de otras y que si alguna de ellas llegaba a faltar, romperían con el equilibrio de la tierra.

La información sobre esta leyenda salió a la luz gracias a varios escritos encontrados en la antigüedad, entre ellos, los del joven Calixto José del cual no se sabe nada más. En sus apuntes dejó escrito acerca de los guardianes místicos, que tenían su propia forma de comunicarse con los demás guardianes y que solo podían ser vistos por aquellas personas que ellos mismos elegían. También en dichos apuntes, Calixto menciona el error de uno de los guardianes y de la ruina que esto trajo al mundo, la desaparición de las esferas y la creación de...

—Las leyendas son todas una manotada de puras mentiras —replicó con voz cansina Marco pasando la página del libro. Frunció el ceño con disgusto—. ¿Y para colmo está incompleta? ¡Lo que me faltaba! —dijo con disgusto tras darse cuenta que faltaban un par de páginas más a la leyenda. El libro estaba descompuesto y quién sabe cuántas otras páginas más podrían faltar.

Cerró el libro viejo y empolvado dejándolo sobre el escritorio. Ahora se podía leer en su portada con toda claridad el nombre que llevaba, "Profecías, mitos y leyendas exóticas y perdidas del mundo entero", con hermosas letras góticas y doradas, y bajo el título se podía leer ahora aquello que Marco no había podido leer antes, escrito en letras plateadas y aún más pequeñas, "Libro único de Rodwin". Aquello era lo que el antes había creído ser el nombre del autor del libro.

Se desperezó, dio un vistazo al reloj, faltaban quince minutos para las diez y una niña lo llamó desde la puerta de la habitación golpeando suavemente con los nudillos para no hacer mucho ruido.

— ¿Se puede? —preguntó ella en su habitual forma de pedir permiso para pasar.

—Ajhá —respondió él en su habitual forma de afirmar.

— ¡Por fin! —exclamó ella abriendo de repente la puerta y entrando como una ráfaga a la habitación, sorprendiendo a Marco que la miraba en silencio. Su cabello claro y ondulante bailó sobre sus hombros cuando se detuvo frente a él, cruzándose de brazos y devolviéndole una mirada que más que seria, parecía ofendida.

— ¿Buenos días? —preguntó Marco intranquilo. No estaba muy seguro, pero parecía como si le hubiera hecho algo que la hubiera irritado, y lo peor era que no sabía qué era.




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