El mundo del espejo

Capítulo 18

¿Cuál era el punto de estar de vuelta? ¿trabajar? Sarai se cambió de posición, daría todo por seguir durmiendo, pero el sueño se había ido hacia treinta minutos y ahora solo estaba con los ojos cerrados en su cama esperando aprovechar las vacaciones que les habían dado. Saco los pies de la cama y con los codos apoyados en los muslos soltó un grito— ¡deja de gritar!—gruño su hermano que iba pasando por el pasillo, recordando que era su turno de abrir la tienda. Se tiro de la cama y pensó en que estaba bien estar en casa.

—oye, me iré de viaje con Yaya, si alguien pregunta dile que se pudra—le aviso con el cepillo en la boca.

—han decidido formalizar las cosas—se entrometió su hermano desde la cocina.

—cállate—le ordeno rodando los ojos. Como si algo así fuera posible, ya eran literalmente almas gemelas.

Volvió a su cuarto, y aunque hubiera querido salir todo el día, disfrutar del sol, la playa, las plazas los bares, o lo que sea incluso su privacidad, también sabía que no podía dejar a Yana sola con los dos aquellos, así que hizo un equipaje improvisado con todas las cosas que necesitaría para volver Astrya, su laptop, su teléfono, su ropa favorita, su oso para dormir, sus drogas… si, no sabría cuando vería buena marihuana en ese mundo en que ni sabía si existía. Metió todo en una maleta y salió de casa despidiéndose esta vez sin saber cuándo regresaría.

 

 

—el desayuno esta servido—aviso entrando en el comedor con unas cacerolas de huevos revueltos y otra de tocino en ambas manos—vamos, cuando cocino odio que la gente coma frio, es asqueroso—Yana estaba como pez en el agua y sus invitados no habían hecho nada para que fuera incomodo, fuera del hecho de que Asher se perdió durante gran parte de la mañana para después aparecer como si nada con la excusa de que quería ver el sol, allí ella no podía pelearle y gritarle que estaba en un mundo distinto y no debía hacer eso. Acomodo eso en la mesa junto a otras cosas que había horneado para ellos— ¿y cómo se siente ver el sol por primera vez? —pregunto Yana con una voz ridícula y una mirada curiosa.

—normal—comento Asher tomando un plato, para luego ver el rostro de Yana no complacido con su respuesta—no es como si Astrya no conociera el sol, es solo que no es algo común.

—puedes salir y ver el resto del mundo cuando sea—añadió Alister sirviéndose tocino.

— ¿Qué? ¿entonces por qué la gente sigue viviendo allí? Salen monstruos y no es normal—indago Yana sin entender la razón de permanecer en un sitio peligroso.

— no es que sea peligroso, la guardia real siempre ha mantenido todo bajo control, y con todo seguimos siendo de los países con el índice de desarrollo más altos, así que al final es un buen sitio para vivir, tampoco es que mucha gente venga a Astrya y decida quedarse, pero la gente no suele irse tampoco—aclaro Alister siendo el mas hablador de la dupla.

—vaya, supongo que cada sitio tiene su encanto ¿no? —comento Yana siendo positiva, y sin dejar de pensar que eran un grupo de locos no importa como le quisieran explicar nada, pero al final quine era ella para juzgar— hoy saldremos a ver mi mundo, los llevare a pasear—celebro desde su silla.

Asher intento no rodar los ojos, no había ido a pasear ni a conocer, de hecho, Lavina lo había obligado a ir y Alister solo se había sumado por el turismo. Todo este viaje no era mas que un castigo por haber lastimado a la chica, y una recompensa a ambas por haberse “esforzado” con sus entrenamientos, Lavina no quería que sintieran que estaban secuestradas, quería darles un motivo para que confieran y eso era que podían venir cuentas veces quisieran a su propio mundo siempre cuando volvieran, por lo que lo necesitaban ahí para si las cosas se pusieran duras traerlas de vueltas. Mastico su comida reconociendo que los panecillos ingleses sabían geniales incluso cuando no tenía  intención de expresarlo.

Yaya apareció con un vestido negro corto y su sombrero puesto, una cartera de yute cruzada y el pelo mojado pegado a su cuerpo. Tenía  en ambas manos ropa doblada y toallas que le paso a cada uno de los muchachos explicándoles que no saldrían de su casa luciendo como si fueran a alguna convención del señor de los añillos, Alister se encogió de hombros y fue al baño mientras que Asher a regañadientes tomo la pieza de ropa y la examino—no me pondré estos pantalones—reclamo devolviéndole los pantalones, Yaya no encontraba nada de malo en que uno hombre usara jeans ajustados, además ¿Qué sabría un soldado medieval de moda?

Ambos muchachos salieron a la sala donde ellas lo estaba esperando mientras jugaba con su cabello, sus ojos no podían creer lo que estaba viendo, ¿era posible que se vieran aún más atractivos? Si, al parecer si lo era. La puerta se abrio y dejo a ver a Sarai mirando sin escrúpulos a los dos modelos nórdicos parados en la sala de la casa de Yana. Asher estaba usando una chaqueta jean clara con un suéter de cuello alto color negro con el cabello recogido en un moño dejando por fuera una de sus rastas sueltas. Mientras que aliste a quien le había tomado mala gana, llevaba el cabello completamente suelto con un suéter holgado y unos jeans ajustados.

— ¿Por qué tenias ropa masculina en tu casa? ¿tienes hermanos? —pregunto Alister salido de contexto y mirándose en el espejo.

—no, los chicos la dejan en mi casa—respondió Yana como si no fuera nada, la verdad es que disfrutaba de quedarse con las piezas de los hombres que traía con la excusa de que sus padres estaban por entrar y tenía  que salir corriendo de la casa nada mas que con sus calzones. Rio al recordarlo. Alister por el contrario no dijo nada, no quiso preguntar pues era demasiada ropa.

— ¿no vamos? —rompió con el silencio incomodo Sarai.

Yana fue la primera en salir, roció sobre su cuerpo un aroma frutal que dejo tosiendo a los demás y se monto en el auto que su chofer le había dejado preparado para que Sasa manejara pues a ella no le gustaba hacerlo a pesar de que era su vehículo. Manejaron sin rumbo mostrándole la ciudad, los edificios, las calles, se detuvieron en zoológicos, parques y museos incluso le mostraron su vieja escuela y la universidad de la que tenían que retirar el semestre si siguieran yendo a Astrya, pues Alister les había dicho que eso que Lavina había hecho no era algo que se pudiera hacer constantemente. Los llevaron para el almuerzo a su sitio favorito de comida mexicana, y terminaron yendo al supermercado donde causaron estragos para recoger todo lo que necesitaban para pasar su posible ultimo día en la tierra.




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