Duraría unos tres años, cada visión, cada musculo, cada fibra mágica de su cuerpo le advertía lo inevitable, su vida estaba por acabar. Se detuvo pasa suavizar el dolor apretó los puños y sin ver vista por nadie se hinco en el suelo clavando las uñas en la tierra y soltó una bocanada de todo el poder que tenía en su cuerpo y que juraba acabar con ella antes de que la maldición de sus poderes terminaran.
¿Era injusto? Si, lo era, incluso aunque sentía genuina simpatía por las dos extrañas que habían llegado a su territorio, pero era necesario, el mundo la necesitaba, ella las necesitaba y Lavina anhelaba mas que nada el poder vivir, aunque hubiera hecho las pases con la idea de dejar un descendiente antes de el uso excesivo de sus poderes le cobrara la vida antes como lo había hecho con su madre antes de nacer, con su abuela y con todos los herederos del poder divino del tiempo en avalum desde que los otros desaparecieron.
La carga de llevar la barrera mágica era excesiva para cualquiera, incluso para una bruja tan poderosa como lo era Lavina, que había logrado superar con creces la media de muerte que llevaban en su familia, tenía 25 años y si era fuerte como lo había hecho hasta ahora podía llegar incluso a los treinta, pero eso era lo que pronosticaba unos años atrás cuando no se habían empezado a sembrar las consecuencias de su magia.
Allí en el suelo aguantando los espasmos su misma existencia fallaba, su cuerpo destellaba luz como si fuere un foco a punto de quemarse, sus ojos se encendían y apagaban y por un segundo sabía que no estaba en avalum. Tardo unos segundos privando el dolor que sentía y luego se quedó allí sentada, sintiendo la grama en sus rodillas y luego dejándose caer en el suelo para reposar allí mismo lo que recién había ocurrido. Con un movimiento brusco de su mano, puso cerrojo en la puerta del invernadero y apago las luces, solo era ella entre el bosque que había creado, con el sonido de los grillos, la oscuridad y la calma.
Se fue quitando lentamente el vestido, libero su corsé, se salió con astucia del meriñaque y por último desprendió uno a uno los adornos de su cuerpo respiro, una y otra vez encontró el aire que lleno sus pulmones y lo expulso para repetir la acción nuevamente, allí desnuda siendo cubierta con tan solo su frondoso cabello fue consciente de su propia existencia, de sus deseos, sus anhelos y tristezas, sus añoranzas, abatida por sus inquietudes y lo que encontraba injusto.
Cerro los ojos en un intento de dormir, de dejarse allí sintiendo como las lagrimas trazaban su camino por su nariz hasta el otro lado de su mejilla. Grace llego como sin ser directamente invitada, coloco una manta sobre el cuerpo yaciente de Lavina y se acostó a su lado rodeándola con los brazos, guardo silencio a su lado, hasta que esta se giro sobre si misma y le regreso el abrazo acompañado con un llanto que solo se permitía tener de vez en cuanto en momentos de pura soledad.
Ahora mismo, la reina de Astrya, heredera de los poderes divinos del dios de tiempo Elade, estaba hecha un ovillo en los brazos de una extranjera, llorando como si fuera una niña— ¿tengo que golpear a alguien? —pregunto para calmar un poco la tensión mientras acariciaba el cabello rosado de Lavina a lo que ella soltó una risilla en medio de los resoplidos de su nariz en un intento de parar de llorar—aunque no lo creas soy muy ruda.
—ruda ¿tu? Por favor, Grace, solo eres un puñados de insultos atrapados en un cuerpo diminuto—Lavina no tenía el valor de verla a la cara, no cuando estaba hecha un desastre por todo el llanto.
—es todo un talento—Grace apretó a la chica contra su cuerpo—no tengas miedo ¿Qué es lo que digo? —se arrepintió de haber empezado su charla motivacional con esa frase—oye, estoy aquí a tu lado, y lo haremos juntas, ahora hay más esperanzas que nunca.
—no quiero ponerles esa carga encima, tampoco quiero que piensen que solo espero que aprendan magia para que yo pueda vivir, es algo macabro.
— ¿y eso que tiene de malo? Tarde o temprano aprenderán a usar su magia así mismo como a tomar sus responsabilidades como reina entonces ¿por qué no mejor temprano? —Grace se había sentado poniendo sobre su regazo la cabeza de Lavina.
— esto es difícil para cualquiera, y ya me hecho la idea de que pronto no estaré aquí—comento con la voz rendida.
— si fuera así no estuvieras aquí llorando sola—Grace odiaba esa parte de Lavina que esperaba quedar como la reina buena incluso si eso le costaba la vida, no era lago ilegal y mucho menos inmoral querer vivir.
—olvida eso—le suplico.
— ¿Cómo voy a olvidar que estas sufriendo? O pretendes que todo el mundo haga caso omiso de lo que esta pasando, ahora mismo tiene una genuina oportunidad de vivir una vida normal y no lo quieres tomar porque no quieres presionar a dos chicas a que ¡hagan su trabajo! No Lavina, ¡No! Si crees que no estas siendo egoísta por dejarte morir te equivocas, no estas pensando en ellas, ni Asher o Alister, en tus súbditos—ahora era ella quien quería llorar y a quien la voz se le quebraba cuando gritaba—no estás pensando en mí.
— ¡no es tan sencillo Grace! Ser una reina no es fácil y nunca lo ha sido.
— ¿reina de que Lavina? ¿de una casa de muñecas? No puedo ni creer que te estés dando por vencida por un legado que no existe.
— ¿crees que no quiero vivir? Obvio que quiero vivir, tengo miedo cada segundo, temo que morir y no haber hecho nada en esta vida, no quiero dejar a nadie y mucho menos quiero casarme con un hombre que no conozco solo para engendrar a una criatura que no sepa quién es su madre—no quería perder nuevamente la compostura pero las lagrimas no dejaban de salir de sus ojos—quiero conocer el mundo, quiero pasar tiempo con esas chicas, quiero incluso ir a esa “tierra” usar jeans, salir de comprar, ir al cine, Grace, quiero poder amar, tener citas hacer el amor sin pensar que será la ultima vez que lo haga.
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Editado: 11.05.2021