El mundo del espejo

Capítulo 30

Su porte más que imponente era delicado, tenía  el cuerpo esbelto y las manos firmes con un agarre poderoso. Yana creyó que aquel baile seria incomodo a morir, peor no había sido así, el clérigo mayor se regodeaba de sus movimientos fluidos y llenos de gracia que para el públicos que los seguía era un deleite para los ojos verlos bailar, dando vueltas por toda la pista algo que Yana podía gozar gracias a las clases de baile de salón que su abuela la había obligado a tomar para que brillase entre otras jovencitas de su edad que según la señora solo sabían quedarse sentadas en las mesas viendo como la juventud se les iba por los ojos como retardadas, en cambio la castaña que se había dado talentosa en la materia había creado un gusto por el baile del cual pocas veces como esta podía explotar.

 Erick no se inmuto al ver que Yana había respondido a su movimiento y adoptado una postura digna de una bailarina entrenada, tampoco pretendió que la llevase por un camino sencillo por eso hizo uso de cada uno de sus majestuosos pasos disfrutando tanto o más de la pieza.  Ambos revoleteaban entre las demás parejas que pronto iba despejándoles el paso para admirar lo que ocurría frente a ellos y como llenaban de una atmosfera celestial el ambiente que solo pudo cortarse con las trompetas incesables de la tan esperada llegada de la reina regente Lavina.

No se tuvo que pedir a las invitados y anfitriones que despejaran el paso, cada quien de manera automática tomo un lado del salón mientras que Yana fue escoltada por Erick hasta su trono acompañando a la otra princesa. El quórum se puso de pie para darle la bienvenida a su majestad, que entro junto a una horda de mariposas y el silencio solemne que requería su presencia. Levitaba lentamente por el medio del salón siendo iluminada por su luz propia, un color de magia cálido que bien podía ser rosado como un cobre tenue. Vestía un vestido militar, de una sola manga abombada que se abotonaba en su muñeca, chaleco, medallas y sogas de color oro rosa y hombreras de flecos de la misma tonalidad, de uno de sus hombros caía un capa similar a la de ellas, con estampado de estrellas.

Las pisadas de sus botas de tacón resonaban en toda la estructura contando los segundos para aquellos que estaban sobres sus rodillas en la última bienvenida de la noche. Lavina entrecerró los ojos como un saludo a las chicas que la esperaban en la plataforma del trono junto a los cabecillas del capitolio y dio media vuelta ondeando su capa quedándose allí de pie, para recibir al hombre que había elegido para procrear.

Después de la entrada de la reina no quedaba mucho que ver, solo como un chico esvelto de cabello oscuro y traje a juego que delataba su procedencia… el capitolio. Entraba con pasos incomparables con su antecesora, caminaba rápido y avergonzado dejando notar su incomodidad ante el agasajo y ser el centro de atención.  Detrás del escuálido muchacho entro el capitán de las fuerzas armadas con su armadura puesta de pie a cabeza y más atrás junto al resto de la armada un joven vestido de lino verde y un cabello trenzado de manera extravagante y túnica de medio lado.

Lavina recibió a sus últimos invitados en el palco real y se sentó en el trono sin emitir una sola palabra permitiendo que los invitados continuasen con lo que hacían. Escalones más debajo de ella estaban a la misma altura los acompañantes de Erick, el capital y Alister que acariciaba de su bolsillo una avecilla que parecía responder a sus acciones incluso volviendo su mirada hacia Sarai que examinaba la escena y se preguntaba si aquella ave o algún otro animal fantástico había viajado con ellos a la tierra.

El aspecto de este portal era distinto, incluso el viaje a través del líquido respirables se sentía distinto, más rápido y ligero. Dentro lucia oscuro como a diferencia del otro que era como nadar dentro de un torbellino azul celeste, este era profundo calmado y antes de fijarse frente a sus ojos tenía  el ático de Yana, aterrizaron sobre la madera levantando el polvo acumulado por los años, las múltiples reliquias cubiertas por sabanas y metidas en cajas olvidadas por su dueña que no mostraba interés en algún día limpiar esa recamara.

—ok, estamos en la tierra ¿y ahora qué? Esto fue lo mas lejos que llegue en mi sueño, no tenemos pistas de nada ¿sabes que la tierra es un planeta? Eso quiere decir que es enorme ¿Cómo encontraremos algo que ni siquiera sabemos que es? —Sarai estaba dando vueltas mientras caía en cuenta de que su misión era cada vez mas complicada a su entender.

—sé que parece complicado, pero no lo es en absoluto—dijo tirando su cabello hacia atrás—no estamos buscando cualquier cosa, buscamos un objeto de avalum y por eso tendrá una energía distinta a las demás cosas por igual no debe estar muy lejos.

— ¿Qué te asegura eso? Podría estar cerca como bien podría estar en la china—contrario un poco alarmada.

—este espejo Sasa, este espejo es la prueba de ello, no creo en las coincidencias y que este espejo estuviera justo en la casa de alguien que pudiera abrirlo es para mi prueba suficiente de que el destino esta de nuestro lado—la rubia soltó una bocanada de aire, lo que decía Alister aunque fuere muy cursi tenía  razón, como era posible que un portal se encontrara en ese ático, como si solo habían dos portales oficiales en Astrya aquí ellos estuvieran usando uno, como solo ellas y nadie más podían hacer usos de ellos.

—Alister —dijo recobrando la calma— ¿es algo sencillo hacer portales?

—en absoluto, es magia sumamente avanzada que solo pueden hacer usos los recipientes de los dioses, requiere de un estudio riguroso de la magia antigua y cantidades anormales de energía mágica, literalmente cualquier cosa puede ir mal de intentar un viaje así.

— ¿Qué es este portal entonces? ¿Cómo se encuentra aquí? En este mundo no existe la magia creo que ni deberíamos ser capaz de hacerla—de un momento a otro las cosas no encajaban y un millón de preguntas comenzaban a formularse en su cabeza.




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