El mundo del paraíso: palabras.

2: La soledad. ×

¿Saben ustedes lo que se siente estar sol@? 
¿Realmente lo saben?

Esas veces en las que volvía a casa
y no tenía a nadie 
con quién compartir mi día.
Esas veces en las que me invadía la tristeza,
aquellas en las que parecía
que iba a romperme de tanto llorar,
y necesitaba un abrazo,
a alguien que me dijera "todo estará bien".
Esas veces donde estaba más sola
que en cualquier instancia de mi vida.

Cuando necesitaba palabras 
de amor, de aliento y de paz.
Esos días lluviosos en mi interior, 
donde mi mente estaba nublada 
y mi corazón se inundaba.
Las veces que contuve mis lágrimas, 
donde las encarcelé muy dentro de mí;
cuando más necesitaba a alguien, 
allí no había, o quería haber, nadie.

En un mundo lleno de personas
que, al fin y al cabo,
eran invisibles, no eran para mí.
Y muchas veces quise rendirme,
quise marcharme, quise morir,
dejar de existir.
¿Débil o valiente? 
Tan solo human@.

Tuve miedo en lo más profundo de mi ser, 
me aterrorice.
Sufrí.
En mi corta vida he sufrido muchas emociones, 
porque el dolor físico no se compara al emocional.

Me desvanecí, luché, viví, 
porque no se trataba de mí. 
Debía seguir, no podía quedarme.

Ausencias, pérdidas, abandono... 
¿Qué más podía pasar? 
Muchas cosas en realidad.

Depresión, sueños perdidos, descontrol;
recuerdos, anécdotas, anhelos;
golpes, cero autoestima;
daños, llantos;
melancolía.

¿Qué estaba haciendo? 
Me destruía.
Nadie me quería, 
a todos les daba igual. 
No era importante, 
solo alguien más del montón sin valor.

Temor, 
ausencia, 
desvío, 
me perdía en mi camino.

Mundo de caretas. 
Falsos por doquier.

Desconfianza, 
encierro, 
seguridad, 
no quiero que me lastimen más.

Juegos,
mentiras,
promesas rotas.

Barranco. 
Me hundía en lo más profundo del mar, 
donde nadie me escucharía gritar.

Silencio, palabras efímeras... 
¿Qué sucedía conmigo? 
No encontraba consuelo, 
no podía hablar.

Relámpagos y truenos, 
una tormenta en mi cerebro. 
Diluvio sin cesar, 
ráfagas de pensamientos.
Me había quebrado.

¡Ayuda! 
¡Auxilio!
No logro respirar.
Me ahogo en el pasado, 
no puedo olvidar. 
Necesito un final.

¡Parar! 
Detener todo esto, 
no logro continuar. 
Se acerca una enfermedad, 
locura quizá.

Una melodía, o un hilo de voz;
un último aliento, por favor.
Ya no quedan fuerzas,
lo siento,
adiós.



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En el texto hay: poemas, poemario, poesía.

Editado: 24.07.2020

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