Siempre me pregunto:
¿qué haría yo sin esta personita
tan llena de vida,
que nunca se da por vencida?
Que aunque nos peleemos,
la sigo amando.
A pesar de todo,
la sigo acompañando.
Aunque nos gritemos,
siempre nos entendemos.
No sé lo que haría
sin mi mamá querida.
No podría amarte más
de lo que ya te amo.
Mi amada amiguita,
la mujer de mi vida.
No conozco a alguien
más fuerte que vos.
Muy pocas son las mujeres
que hicieron lo que hiciste:
criar a una nenita sin
recursos y sin rendirte.
Pero sabiendo siempre
que nuestro Dios nos protegía,
y nos guiaba dándonos la mano
cuando ya nadie lo hacía.
Aunque nuestra fe se puso a prueba,
en tiempos muy difíciles,
nunca bajamos los brazos
y siempre seguimos luchando.
De acá hasta lo eterno,
siempre serás lo mejor,
y le agradeceré infinitamente a Papá
por haberte puesto en mi camino.
Tú eres mi gran bendición.