Y miento si digo que te olvidé,
aún una parte de mí te recuerda muy bien.
Me alegra poder decir que nunca te extrañé,
sólo sentí algunas veces el anhelo de tener
a alguien en mi vida y saberla querer.
Sé que fuiste un gran error y sólo una perdición.
Estuve obsesionada con algo tan irreal,
que no pude darme cuenta de la basura que eres en realidad.
Y maldigo ese día en el que te comencé a hablar.
De haber sabido el precio que después iba a pagar,
nunca habría mandado el mensaje que desató
las cadenas de emociones y todo ese dolor.
Llegué a llorar por ti cuando nunca creí hacerlo,
después de haber prometido jamás volver a ese lugar
dónde me vería débil y muy tonta, además.
Hasta te llegué a rogar por otra oportunidad,
sin darme cuenta de que lo nuestro no valía
todo lo que yo sufría, todo lo que yo vivía.
Incluso entré en una depresión muy profunda,
donde todo me dolía cuando era una mentira,
las tinieblas me consumían y me desvanecía.
Postrada en mi cama me encontré,
mientras por mi mente deambulaban
demasiados sentimientos oscuros
que antes no habitaban dentro mío.
Alguna vez quise morir, me cansé de vivir
solo porque no lograba entender
que un chico pudiera sentir algo por mí
y después se fuera sin siquiera despedir.
Como todo en mi pasado se arruinaba a mi paso,
creía que lo nuestro era algo verdadero
y que nunca volvería a encontrar el amor de nuevo.
Porque me sentía insuficiente para otra persona,
tanto por dentro, como por fuera.
Sentía que nunca ocurriría de nuevo;
No creía que alguien pudiera amarme desde cero.
Perdí tiempo valioso de mi vida en la tuya,
satisfaciendo caprichos y berrinches,
arruinando todo lo bueno que yo tenía,
pero que no veía detrás de el muro que imponías.
Mi cerebro se desconectaba del mundo entero
y solamente te veía como un pilar en mí.
Deposité mi confianza, mis sueños,
tenía esperanzas y deseos,
anhelos y cosas buenas.
Me pediste tiempo,
me pediste espacio,
y al rato volviste otra vez a mis brazos,
como si el pasado se hubiese borrado.
Entonces me di cuenta que estabas dañado
y que no me necesitabas en lo más mínimo.
Ya era tiempo de darme mi tiempo, mi espacio.
Corté la relación pero caí otra vez en tus redes
como un pez desorientado.
Te aprovechaste de lo indefensa
que podría haber estado.
Pero ya no funcionaba hacía tiempo.
Ya veía que lo nuestro era algo tóxico,
ya me daba cuenta que no lo valía ni un poco.
Pasaron varios meses en donde me buscabas,
con mil y una excusas, diciendo que me extrañabas.
Pero ya no te quería en mi vida,
eras parte del pasado, ahora, algo pasajero.
Un muy mal recuerdo.