El mundo del paraíso: palabras.

35: En(amor)ada.

Te veo pasar frente a mí, cuando mi corazón comienza a latir con fuerza por tu presencia.

Vos tan entrometido en tus líos y yo tan enamorada de cada accionar de tu ser.

Caminamos despreocupados por el presente y en el futuro puedo verte ahí, junto a mí.

Sé que no te conozco lo suficiente como para tener estos sentimientos tan inesperados.

El problema radica en que yo nos los llamé, no le pedí a mi corazón que latiera a mil por hora al verte.

¿Pueden juzgarme por eso? ¿Por amar tan intensamente a alguien sin siquiera darme cuenta?

Espero que no te moleste que sienta lo que siento, no es algo que pueda controlar.

Intenté muchas veces detener a las mariposas que querían meterse de lleno en mi estómago, pero ellas fueron mucho más fuerte que mis intenciones de olvidarte, entonces me rendí.

Al parecer no se le puede ordenar a alguien dejar de amar o comenzar a amar a alguien.

¿Suena confuso, verdad? Al principio también lo pensé, por eso es que probé de otra forma.

Te evité durante mucho tiempo, siempre que pude, te esquivé cuando te vi cerca mío.

Creí que el universo conspiró en mi contra siempre que te crucé cuando menos quería.

Una fuerza mayor deseaba con demasía unir nuestros caminos, pues no pude alejarme.

Existió un instante en nuestra relación imaginaria en donde me abrazaste con timidez.

Supongo que fue extraño para vos también ya que no éramos amigos, así que debió ser el destino, una vez más, quien hizo de las suyas, barajando bien sus cartas.

Recuerdo aquella tarde de primavera, cuando tu mano palmeó mi pierna luego de saludarme; nunca supe cuáles fueron tus intenciones con aquel roce totalmente innecesario que causó en mí cierta curiosidad, creo que con él prendiste una llama que creció sin ser alimentada.

Algo que ciertamente nunca olvidaré será tu sonrisa, esa con la cual siempre me sonreías cuando nuestros caminos se alineaban o, tal vez, desviaban para encontrarse entre sí.

Tal vez es tu mirada la que me desconfigura la mente y, no me malinterpretes, muchas personas me han visto a los ojos, pero los tuyos causan algo en mí que no se puede describir.

Por favor, créeme cuando te digo que traté de no verte, incluso, desvié mi vista en muchas ocasiones, pero no me hacían falta los ojos para saber que estabas ahí, respirando el mismo aire, sintiendo las mismas sensaciones, viviendo en el mismo tiempo.

Hay algo mágico en vos cada vez que tus manos se deslizan por las cuerdas de tu guitarra, en donde nacen melodías que guardás en tu interior, ahí donde nadie más puede entrar.

Realmente espero que algún día encuentres a alguien, una persona que te haga feliz, que sienta así o más de lo que yo siento, con la que vivas así o mejores momentos que los nuestros. 

Espero que algún día sientas todo esto o más, por alguien a quien ames como yo te amo a vos.



#21188 en Otros
#6234 en Relatos cortos
#1719 en No ficción

En el texto hay: poemas, poemario, poesía.

Editado: 24.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.