Mientras Caroline estaba ocupada cocinando en la cocina, Ryan, curioso y lleno de energía, decidió subir al segundo piso a su habitación. Al mirar por la ventana abierta, vio una hermosa paloma posada en una rama de un árbol cercano. La paloma parecía tan serena y tranquila que a Ryan le encantó la idea de acariciarla.
Con inocencia y entusiasmo, Ryan intentó alcanzar a la paloma extendiendo la mano desde la ventana. Sin embargo, al inclinarse demasiado, perdió el equilibrio y tropezó, haciendo que la silla se tambaleara y ae vaya hacia adelante. Caroline escuchó el estrépito y llamó a Ryan, pero no obtuvo respuesta.
Preocupada, Caroline subió rápidamente las escaleras hacia el cuarto de Ryan, temiendo lo peor. Al llegar, no lo encontró en su habitación y sintió un escalofrío de miedo y angustia recorriéndole la espalda. Llamó a Ryan una vez más, con voz temblorosa y ansiosa, pero el silencio seguía siendo la única respuesta.
Con el corazón latiéndole con fuerza, Caroline caminó hacia la ventana abierta con lentitud, temiendo lo que encontraría al otro lado. A medida que se asomaba, su peor temor se hizo realidad: vio a Ryan tirado en el suelo, con una leve herida en la cabeza. Un grito desgarrador y lleno de dolor escapó de sus labios, reflejando la angustia y el miedo que envolvían su corazón en ese momento.
Corriendo hacia Ryan, Caroline lo levantó con cuidado y lo instó a despertar. Con lágrimas inundando sus ojos, lo abrazó con fuerza, sintiendo un alivio abrumador al verlo responder lentamente. Juntos, envueltos en el abrazo de la gratitud y el amor, Caroline y Ryan enfrentaron juntos el susto y la preocupación de ese momento tan emocional.