El día sábado desperté muy pero muy temprano, escuche unos ruidos arriba, en el techo de mi casa, eran más bien pisadas, como si de un gigante con botas enormes se tratara.
Los ruidos duraron muy poco tiempo, pero la duda no me dejó volver a dormir.
En el desayuno, mamá había hecho huevos con jamon, mis favoritos, y a mamá en especial le quedaban excelentes, de pronto, los ruidos comenzaron a escucharse otra vez, levanté mi cabeza tanto como podía, tratando de escuchar con atención, y ahora más bien caminaban por todo mi techo, no lo entendía, simplemente no, o sea, nunca había visto mi techo pero, ¿Que podría vivir ahí?
A la hora del baño, jugando con las burbujas rosas que salían del agua, escuche como caía agua por al lado de la casa, grite a mama lo más fuerte que pude y ella vino corriendo, podía verla en el marco de la puerta, con el pecho subiendo y bajando, le conté lo que acababa de pasar, mire como se tranquilizaba lentamente y poco después esbozó una sonrisa, que pronto se convirtió en una carcajada “Tranquila, mi amor, es el baño de arriba” y se fue, riendo.
¿El baño de arriba? ¿Cual baño de arriba? Y de pronto caí en razón, ¡Si! ¡Mis suposiciones eran reales! ¡Había un gigante viviendo en el piso de arriba! Miles de incógnitas llegaban a mi cabeza, ¿Mamá lo conocía por eso se le hacía normal? ¿Cuanto llevaba viviendo ahí? ¿Y si yo me la paso jugando en el patio porque nunca lo habia visto?
Curiosidad mas que miedo me inundaban, seria genial tener un amigo gigante ¿No?
Y miles de historias sobre él y yo llegaron a mi cabeza.
¡Imaginate! Podría cargarme hasta tocar el cielo y agarrar un algodón de nube, o tal vez tocar la copa del árbol más alto de toda la escuela, ¡Y seria la mas popular de la clase! ¡No! ¡De la escuela!
Y el dia que nos aburramos de tanta fama podríamos sentarnos a jugar con mis muñecas, o a comer pastel de chocolate que hace mi mama.
Salí de un salto de la bañera y mamá vino a secarme, también me puso la pijama.
Decidida salí de mi cuarto en total silencio, ya que después de haberme bañado mama no me dejaba salir, abrí con cautela la puerta del patio y al bajar el primer escalón escuche el grito de mama detras de mi
─¿Que haces?─
─Buscar al gigante─
─No es hora de estar jugando, ve a tu habitación y has tu tarea─
¡Pero! ¡No! Tenía que hacerme amiga del gigante por sobre todas las cosas, ¡No había tiempo para tarea aburrida!
Y estaba aquí, sentada en el banquito de mi habitación, con mi cuaderno vacío delante de mí.
Tenía que planear algo, simplemente no me podia quedar asi.
Escalar por mi ventana a la ventana de arriba y ver al gigante.
O hacer un hoyo en el techo de mi habitación y plantar un frijol mágico para escalar hacia arriba.
¡Algo! ¡Gigante! ¡Ven y ayúdame!
Y de pronto pasó, alguien tocó a la puerta, llamando a mama, sali corriendo y lo mire en la puerta, parado, pero mis ilusiones se hicieron añicos, era Beto, el hermano de mamá.
─Hola mija, ¿Como estas?─ Acarició mi cabeza─ ¿Esta tu mama? ─Pregunto. Y mama aparecio detras de mi.
─¿Que paso, Beto?─
─Es que hice pie de manzana, y queria preguntarte si dejas que Lauren vaya a mi casa a comer un poco─ Dijo con una sonrisa, y mama me dio un leve empujón, alentandome a ir, lo tome de la mano, y subimos por unas escaleras al lado de mi casa al piso de arriba, ¿Que estaba pasando? ¿Tio Beto conocía al gigante? ¿Vivía con el?
─Tio, ¿Y el gigante de aquí arriba?─ Pregunte cuando al fin había logrado sentarme en la gran silla que tenía en su cocina.
─¿Gigante?─ Lo escuche reír ─¿Cual gigante?─
─¡Aquí hay un gigante! Tan grande como la copa del árbol más grande de toda mi escuela, siempre lo escucho, camina por aquí con sus grandes pies, ¡Es casi imposible que nunca lo hayas visto!─ Se había quedado mirándome, expectante, pero con una sonrisa burlona en el rostro, y simplemente levantó un pie, pude ver grandes botas de constructor negras en sus pies.
─Tal vez yo soy el gigante─ Sentenció.
Baje las escaleras decepcionada, no había gigante, no había nubes de algodon, y mucho menos había fama en mi escuela, todo era realmente triste, agotada, me deje caer a la cama, y realmente no se si fue un sueño o la realidad misma, pero un fuerte temblor sacudió toda mi habitación, y por mi ventana se asomó un ojo grandísimo color azul
─Hola, Lauren─ Dijo, con una voz gruesa y sonora.
─¡Hola, amigo gigante!─
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Editado: 06.03.2018