El Mundo Mágico de Charlie: Primer Libro

Capítulo 1

Registro Literario: 2019-00020DAC

Escrito por: Alvaro Rodrigo Pellecer Benavides

 

En este capítulo, Charlie comienza a tener contacto con el mundo mágico con el que se conectará. Nadie lo entiende; yo me sentía como él al principio. Charlie descubre un mundo que solo él puede presenciar. Muchas veces nos sentimos incomprendidos como Charlie. Sin embargo, aun sintiéndonos así, siempre seremos especiales.

 

Era la madrugada del diez de Julio y algunos amigos de Charlie habían llegado a su casa para celebrar el Día de su cumpleaños. La fiesta terminó tarde y Charlie estaba tratando de dormir, pero un sueño extraño invadió su mente. 

En el sueño, visualizó a un hombre misterioso dándole una nota y, en el preciso momento en que intentaba leerla, sintió que estaba entrando a un mundo desconocido. Asustado abrió los ojos, e inmediatamente, su habitación se iluminó y llenó de luces espectaculares, con cantidad  de colores y ruidos de chicharras que, parecía que estaba en un bosque.   

Las paredes se elevaron y la habitación  era como una cúpula de iglesia. 

-¡Qué sorprendente!   

Dijo, mientras trataba de encontrar alguna explicación para lo que le estaba sucediendo. Se levantó de la cama, encendió su computadora y comenzó a buscar información relacionada con misteriosos sueños.

Encontró varias páginas en Internet y fue impactado por el testimonio de una chica que dijo que encontró un mundo fantástico a través de sus sueños. Lo más curioso es que la niña, unos días antes, había presentado síntomas muy similares a los que él estaba sintiendo.

-¿Me va a pasar lo mismo?

Murmuró muy preocupado.

Lo más raro de todo era el sueño que tenía; este sueño no estaba relacionado con nada de lo que había vivido antes.

Pensó que en el transcurso del día sería capaz de informase más y aclarar la situación.

En medio de sus pensamientos, se acostó en su cama y,  después de un rato, logró dormir.

 

El despertador sonó a las seis de la mañana y Charlie no podía creer que fuera esa hora; acababa de quedarse dormido.   Vaciló, abrió las persianas y se dio cuenta de que estaba amaneciendo. Observando el amanecer, vio a un hombre misterioso con  un traje muy singular caminando en la acera.  Le llamó la atención, porque llevaba una gabardina gruesa en julio, que es  tan caliente en Orlando Florida.   

- ¡Que extraño!

Pensó.   

-¿Quién podría ser este señor?

 

Era alto y con barba negra; la gabardina   de un tono azul brillante y los zapatos puntiagudos, como los de un antiguo medieval. En las manos llevaba un libro y parecía un tanto desorientado, como si buscara una dirección.

Bajó las escaleras y se dirigió al comedor. Su casa era de dos pisos; no era grande, pero tenía el tamaño ideal para que dos personas pudieran vivir cómodamente. Era hijo único; vivía con su madre; su padre había fallecido en un accidente de tránsito cinco años atrás. 

Tenía trece años... Esta fue una experiencia dura para él y, desde ese momento, la vida le cambió drásticamente: su madre tuvo que dedicarse a trabajar para sostener su hogar.

Ella iba a trabajar muy temprano; sin embargo, solía dejarle el desayuno listo. Esta vez le cocinó panqueques, cortó trozos de piña y sandía y los colocó en un plato. Los panqueques estaban recién hechos y tenían un delicioso aroma a arándanos. Se sentó a la mesa del comedor y, mientras comía, pensó en el misterioso sueño que había tenido. Lo que no entendió fue por qué había visto su habitación iluminada con diferentes colores. ¿Sería una alucinación?  

Estaba inquieto y preocupado; encendió la computadora y continuó buscando más información sobre el testimonio de la niña. Cuando abrió la página, notó que su correo electrónico apareció en la esquina inferior;     su nombre, Tifanny. Ansiosamente escribió     el correo electrónico. Su  mensaje  decía:

 

Querida Tiffany:

Hola, te escribo porque vi tu testimonio en  Internet y quiero conocer más sobre tu sueño. Creo que tengo síntomas similares a los tuyos y me gustaría que me ayudaras a descubrir por qué tengo sueños con un mundo desconocido.

Saludos,

Charlie White

 

Se quedó en el comedor intentando encontrarle sentido al singular sueño y al hombre misterioso; se recostó en la mesa y se quedó dormido. Por suerte, esta vez logró dormir durante tres horas, hasta que el sonido del timbre lo despertó. Fue Lucas, su vecino y mejor amigo, quien lo buscaba para ir a la pista de Freestyle.

-¡Ya voy!

Le gritó y corrió a abrir la puerta.

 

Lo saludó y Lucas le dijo que debía darse prisa, ya que todos sus amigos estaban reunidos en la pista. Tenían una competencia próxima y debían prepararse bien. 

Él era un año mayor y estudia en la misma escuela. Charlie era alto para su edad, grandes ojos azules, nariz grande respingada y cabello castaño. Medía un metro setenta y dos, era bastante alto para su edad. 

Lucas, por otro lado, era lo contrario: piel oscura, ojos pequeños color marrón, nariz pequeña y plana, cabello negro rizado y estatura corta. Se conocían desde hacía cinco años y compartían la misma afición. La pista estaba a diez minutos de su casa;  se apresuraron a tomar un atajo que cortaba la ruta a la mitad. Charlie quiso contarle a Lucas sobre el sueño, pero este estaba tan ansioso por subirse a la bicicleta que ni siquiera le prestó atención.   



#12905 en Fantasía
#2809 en Magia
#5890 en Joven Adulto

En el texto hay: fantasia, juvenil, aventura accion

Editado: 22.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.