Charlie y sus amigos entraron en un lugar donde se almacenan los sueños de los niños de diez años. Muchas veces almacenamos recuerdos de nuestra infancia, que nunca se borrarán de nuestra mente. Generemos los mejores recuerdos que están a nuestro alcance para todos los niños.
A un ritmo apresurado ingresaron al túnel. Cerca de este había un cartel que decía: "Museo de los sueños de los niños de diez años". En la entrada se encontraron con varios niños hindúes que sonrieron y, al pasar, uno de ellos les dijo:
-No dejes de entrar en el maravilloso sueño de Augusto.
-Gracias, veremos de qué trata.
Respondió Julie muy feliz. Lo misterioso es que podían oír a los niños hablar. Ellos podían escucharlos y entenderlos; eran de diferentes culturas y hablaban diferentes idiomas. Según notaron, en este mundo, todo era traducido al mismo idioma.
En el suelo había una placa que decía: " Arrecife del sueño de Anika".
- ¡Que, extraño!
-¿Es posible entrar en los sueños?
-Aparentemente en este mundo sí.
Sorprendidos caminaron por el túnel; era de vidrio y, a través de sus paredes se observaba un acuario con miles de peces de diferentes colores, tipos y tamaños. Julie estaba sorprendida. Cada vez que un pez conocido por ella pasaba, ella decía su nombre. La diversidad de peces y el sentir estar en el fondo del mar, transmitía una paz inexplicable.
Charlie, por otro lado, nunca había buceado, pero le dio la impresión de estar en un hermoso arrecife. El viaje duró diez minutos, al final, estaba otra placa que decía: " Anika murió a los diez años de edad de una enfermedad muy grave. Sin embargo, el lugar de sus sueños permaneció protegido en este sitio. " -Debe ser muy triste morir tan joven.
-Sí, ya lo creo, y no digamos para sus familias,
Al salir de ese lugar, llegaron a un área que parecía un museo de pinturas: con miles de pinturas y cada pintura guardaba el recuerdo de un niño. Mientras caminaban, observaron que era posible entrar en algunas, ya que vieron a tres niños entrar a una de ellas.
La pintura tenía un cartel que decía: "El sueño fantástico de Augusto". Por lo poco que veían, podían observar un paisaje donde había un lago congelado y los niños patinaban. En el fondo, una montaña nevada y varios niños esquiando a altas velocidades. Cerca de este, había una pintura que atrapó su atención por su sencillez. El lugar soñado de este niño era una casa humilde, había sido su hogar. También encontraron una placa que
decía: “Augusto y su familia murieron en un incendio”. -¡Vaya! Qué trágico.
-Sí, muy triste.
-Lo que me sorprende es el lugar de sus sueños. Es muy sencillo.
-Sí, aparentemente, no necesitaba de lujos para ser feliz.
Charlie observó la imagen cuidadosamente y algo misterioso sucedió. La pintura cambió en el momento del incendio. Observó cómo el personaje sospechoso incendiaba la casa. También escuchó que su madre lo llamaba desesperadamente por su nombre. El niño pasó a llamarse Charlie. Entonces oyó una voz que venía de la pintura que decía:
-¡Tú eres el siguiente!
Muy asustado, les preguntó a sus amigos si habían visto la imagen del fuego en la pintura; respondieron que no. Charlie se sorprendió.
En el camino, encontraron una pintura de un niño asiático, que se parecía mucho a Jack. Los ojos de Jack se volvieron llorosos y Julie le preguntó:
-¿Qué te sucede?
-Este niño se parece mucho mi hermano que ya falleció.
Alex era mi hermano gemelo y murió a los diez años en un accidente de autobús. Estaba caminando para cambiarse de asiento y un camión chocó la parte de atrás. Mi hermano se golpeó con la puerta y murió.
-Lo siento mucho.
-Gracias. La verdad fue muy duro, pero Alex aún vive en mis recuerdos.
-Como tú, tengo muchos recuerdos de mi padre.
Mientras caminaban, encontraron un mural de diez metros de largo con una gran placa que decía: "En este lugar se almacenan los recuerdos de los lugares favoritos de los niños que han muerto a los diez años de edad".
Los cuatro se sorprendieron. Lo sorprendente es que en el mapa que les dieron, este lugar no fue identificado.
Tenían que ir al Cuarto de las Velas; cerca del mural encontraron una criatura que parecía un caracol gigante. Charlie se le acercó y le preguntó:
-Disculpe, ¿sabe dónde está el Cuarto de las Velas?
La criatura respondió:
Sigue las flechas azules y allí lo encontrarás.
-Gracias.
Vio el suelo y de nuevo pudieron ver las flechas azules.
El caracol les dijo:
-Cuando lleguen al final del pasillo encontrarán una puerta. Necesitarán una llave para entrar. Buena suerte.
Diciendo esto entró en su caparazón sin decir adiós.
Los cuatro siguieron las flechas y los condujo a una puerta pequeña Charlie tomó la llave que Luk le había dado y abrió la puerta.
El lugar era un recinto con infinidad de velas de todos los tamaños y colores, todas encendidas. El piso estaba lleno de cera y en la única mesa que no tenía velas estaba una nota en letras cursivas. Charlie tomó la iniciativa para tomarla y leerla. La nota decía:
"Ahora es el momento de poner a prueba sus habilidades".
Dicho esto, la nota se desintegró y todas las velas se apagaron. Charlie logró encender un palo de madera y descubrieron una puerta. Entraron rápidamente y llegaron a un pasillo que estaba obstruido por una roca gigante.