El Mundo Mágico de Charlie: Tercer Libro

Capítulo 4

 

A veces varios eventos complicados se juntan y debemos mantener la calma. En este capítulo, Charlie, Julie y Jack pasan una serie de aventuras pero logran contenerse. No nos desesperemos, manteniendo la calma podremos pensar con más claridad.   

 

El bosque era bastante denso; Argos caminó a un ritmo muy apresurado. Para la mala suerte de Julie, la corrida aún no había terminado. A pesar de la densidad del bosque, se podía ver diversidad de insectos, flores silvestres y aves con colores brillantes. Charlie tuvo la oportunidad de  encontrar dos guacamayos, un mapache, un duende, tres hadas y varios conejos.

Esta experiencia le trajo recuerdos de las historias nocturnas que su padre le relataba. Charlie decía que había un animal raro, que vivía en algún lugar de su habitación. Su padre venía todas las noches y antes de dormir le narraba historias inventadas por él.

 

Cuando menos esperaron, llegaron a una parte del bosque donde el camino estaba completamente bloqueado por un infinito de arbustos naranja, que estaban tan juntos que parecían soldados marchando en una sola fila.

Argos les dijo:

-Bueno, si queremos continuar, debemos  pedirle a los arbustos que nos abran el camino.

Julie, quien pensó que era la cosa más absurda que había escuchado en su vida, respondió:

-¡Te has vuelto loco!, ¿cómo vas a creer que algunos arbustos nos van a obedecer? Primero, no escuchan y en segundo, no pueden moverse.

-Sí Argos, es imposible.

Charlie también pensó que era imposible, pero estaba enojado porque los arbustos estaban bloqueando su camino y les gritó:

- Arbustos tontos e inoportunos, que nos bloquean el paso, les ordeno que nos dejen pasar.

Como era de esperarse, no pasó nada. De repente, se dieron cuenta de que una rama salió de los arbustos y fue directamente a donde estaba Charlie, quien estaba paralizado viendo la rama. Esta se agitó y le dio un fuerte golpe.

-¡Ouch! ¡Desgraciada rama! 

Gritó escandalosamente.

El dolor era incuestionable; saltó varias veces. Mientras tanto, Jack y Julie ahogaban de risa.

Julie miró a Charlie y dijo:

-¡Mira! Ahora aprende de la maestra. Y acercándose a los arbustos dijo:

-Hermosos y sorprendentes arbustos, son los más hermosos de todos los bosques que he visto; incluso ustedes serían aún más hermosos, si nos abrieran el paso.  Tan pronto como lo dijo, los arbustos comenzaron a moverse y a formar un camino que parecía perfectamente trazado.

Los tres se quedaron boquiabiertos. Julie estaba muy orgullosa de haberlo logrado y repetía varias veces:

-¡Lo hice, lo hice! 

Charlie trató de ignorarla. Su trasero y  su orgullo habían sido lastimados; apenas podía caminar por el dolor.

 

Había cientos de arbustos; quizás suficientes para cubrir tres canchas de fútbol. Lo más increíble fue que todos se movieron de forma sincronizada para abrir un camino, que parecía haber sido dibujado a la perfección. Después de mucho tiempo, el camino terminó y encontraron una puerta inmensa; al acercarse, se  tiñó de un azul cobalto y se abrió.   

Con gran cuidado entraron y. para sorpresa de todos, observaron un hermoso jardín. Charlie pensó que parecía sacado de un calendario, que su madre tenía con fotografías de jardines japoneses. Mientras caminaban, asombrados, observaron varios árboles, de los cuales caían hermosas flores color lila. Además gran diversidad de plantas con flores amarillas y naranja, que tenían diferentes formas. Cientos de colibrís sobrevolaban el lugar donde florecían  miles de flores.  Observaron también algunas flores gigantes que esparcían polen y aromatizaban el ambiente, así como varios puentes pequeños que cruzaban diferentes partes de un hermoso arroyo, que refrescaba  varios sectores del jardín. En la corriente pudieron observar pequeñas cascadas y las pasarelas que atravesaban.

 

Algo misterioso eran varias sombras negras que se observaban entre los árboles. Charlie no les dio importancia, pero de repente, en el camino, aparecieron tres seres negros con ojos rojos. Los seres se comunicaban en un lenguaje extraño y pensaron que estaban tramando algo.

Charlie, Julie, y Jack, con la excepción de Argos, saltaron a unas hojas gigantes que parecían pequeñas canoas, que flotaban en la corriente. La ardilla salió corriendo y los dejó. Charlie estaba preocupado de que Argos era el único que  conocía el camino para encontrar Agustín; sin embargo estaba agradecido por haber podido escapar de esos seres desconocidos de apariencia maléfica.

 

La corriente fluía por un lado donde había muchos árboles, que liberaban hojas que volaban por todas partes. Daba la impresión de un otoño, con la diferencia de que estas hojas estaban coloreadas.   

Charlie volvió a  divisar las sombras de los seres negros y cada vez aparecieron más. El color del agua de la corriente cambió a un rojo intenso y dio la impresión de ser sangre. Los tres estaban  asustados. Jack sacó su arco de flechas y comenzó a disparar a tantos como pudo;  logró dañar varios de ellos.   

Julie sacó su flauta y, al hacerla sonar, sucedió  realmente sorprendente. Varios de estos seres quedaron paralizados.

También les preocupaba que el arroyo se hiciera cada vez más grande y la corriente más intensa. Charlie se dijo:   

-¡Que extraño! ¿Cuál puede ser la razón por la que el río fluye cada vez más? Julie pegó un grito escandaloso:

-¡Ayuda, catarata a la vista! 

Al escuchar esto, Jack entró en un ataque de pánico y gritó desconsolado para pedir ayuda.   

Charlie desconfiaba de la advertencia de Julie e intentaba remar con un palo que flotaba en la corriente, pero esta era tan intensa que era inútil.



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En el texto hay: fantasia, juvenil, aventura

Editado: 22.02.2021

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