Charlie enfrenta su mayor temor, pero lo confrontó con coraje. Seamos como Charlie y enfrentemos nuestros miedos con el mismo coraje.
El lugar estaba oscuro; en sus paredes había dibujos que parecían escritos en un lenguaje primitivo. Al igual que el pergamino, los escritos indicaban una guerra sangrienta; había un personaje que parecía un cráneo con una capucha roja. Los tres estaban asustados.
-¡Qué personaje tan aterrador!
-Sí
-Parece que este lugar tiene más historia de la que imaginábamos. Esto se parece mucho a los dibujos en el pergamino. Lo curioso es que no se trata de una sola guerra; Hay varias y, en cada una, aparece el mismo monstruo al final. -¿Quién es?
-No tengo idea.
-¡Qué raro! ¿Quién puede ser?
Charlie nuevamente tuvo una visión. Esta vez apareció el misterioso ser de las paredes, se le acercó y le dijo:
-¿Eres tú el de la profecía?
-¿Qué profecía?
Preguntó Charlie.
-Es una gran farsa que divulgaron con la esperanza de que algún día puedan derrotarme. Te advierto que salgas de este mundo o haré que te maten como lo hice con todos los otros Charlie´s que han aparecido.
Pronto visualizó a un joven corriendo con una bella princesa; el ser misterioso los alcanzó; sacó una espada grande y afilada y lo degolló. Charlie sorprendido preguntó:
-¿Quién crees que eres para asesinar a alguien?
El ser misterioso tomó una espada y pensó clavársela a Charlie en el pecho, pero antes de que lo hiciera, Charlie sacó el espadín que le habían dado en el Vestíbulo de los Sueños y, sin dudarlo, se lo clavó en la pierna. El ser misterioso gritó, sujetó a Charlie de su sudadero y lo levantó a un metro del suelo, y dijo:
-Prepárate para la batalla, gran perdedor.
Charlie cayó al suelo y respondió:
- El perdedor serás tú.
Hubo un fuerte gruñido y el ser misterioso desapareció.
Charlie regresó de su visión y se encontró frente a sus amigos.
Al parecer, solo él había presenciado el acontecimiento.
-¿Quién eres?
Exclamó Charlie.
Comenzaron a formarse letras en la pared de la cueva. Estos fueron escritos en sangre y dijeron:
-Darkatraff.
Los tres dieron un gran salto y se alejaron. Charlie encontró una lámpara, que parecía estar incrustada en la pared, les dijo que lo siguieran. Estaban buscando una salida; cada paso los llevaba a lo más profundo de la cueva.
Pasaron por un lugar donde había cientos de estalactitas y estalagmitas; se escuchó el revoloteo de murciélagos, que volaban de un lugar a otro sin una precisa dirección. Además, encontraron centenares de luciérnagas en sus alrededores; estaban iluminando el camino.
Charlie vio el mapa, pero fue imposible, ya que no había un punto de referencia para localizar.
A lo lejos observaron una criatura como un castor; felices de encontrarla, se acercaron a él. Charlie le preguntó:
-Hola, ¿sabes dónde estamos?
- Hola, soy Fergus. Esta es una cueva secreta. Se cree que aquí, hace miles de años, vivió una criatura prehistórica que desapareció por razones desconocidas. Los escritos en las paredes sugieren que fue por una guerra, pero nadie sabe lo que realmente sucedió. Se cree que un ser malvado mató a esta especie. Desapareció y nadie más sabe de él.
Los tres estaban muy asustados…
Entonces Charlie preguntó:
-¿Puedes sacarnos de aquí?
-Con placer, síganme.
Al caminar, pasaron por un puente donde podían ver gran cantidad de gemas incrustadas, que brillaban e iluminaban todo el lugar.
La profundidad era incuestionable; Jack se aferró del puente con mucha fuerza; estaba asustado.
Julie movió el puente y Jack tembló al caminar. Julie parecía estar divirtiéndose mucho.
Charlie estaba observando el camino; unos insectos rojos brillando formaron figuras de diferentes formas, e imágenes de ellos al caminar sobre el puente. La imagen reflejaba de Jack, que caminaba casi arrastrado y Julie saltando detrás de él, buscando formas de mover el puente.
Fergus los dirigió a algunas formaciones rocosas donde observaban rieles y autos mineros. Les dijo que deberían subirse en ellos, ya que lo llevarían a la salida. Se despidió y se fue.
Se subieron a uno y en segundos empezaron a moverse. Charlie estaba controlando la velocidad con una manivela que encontró. Cuando avanzaron pudieron ver cantidad de piedras preciosas y a varios castores que las colocaban en contenedores.
Después de un largo viaje, abandonaron la mina y, finalmente, percibieron la brisa de un campo verde, con la vista de un hermoso lago rodeado de volcanes y montañas boscosas.
En el campo, una extraña especie de caballos blancos. El lugar era hermoso, y quizás lo más parecido a una tarjeta postal, que había visto Charlie, de un hermoso lago en Guatemala, llamado Atitlán.
Se sorprendieron y admiraron el lugar. Casi en el fondo del paisaje, a orillas del lago, divisaron un faro gigantesco; felices sonrieron. Todo parecía estar bien, pero el único problema era cómo llegarían al faro.
Charlie notó algo diferente en los caballos. Tenían alas, parecían hermosos pegasos. Admirado, les preguntó a sus amigos.
-¿Los animales vuelan?
Jack los miró y respondió:
-Creo que no. Es imposible que un animal tan grande vuele.
-¿Y para qué son las alas?
Ambos estaban en silencio.
Pronto vieron a uno de los caballos volar y elevarse por el cielo.
-¡Mira, pueden volar!
-¡Es imposible!
-Después de todo lo que hemos visto aquí, nada parece imposible.
Al decir esto insistió Charlie en ir a donde estaban.
Editado: 22.02.2021