Capitulo 1 Lo unico real

—¿Por qué te esfuerzas tanto en esa cosa? —preguntaba su amigo con un tono un poco burlesco.

Blas seguía atento a los trazos finales de lo que fuera que estuviese dibujando.

—No cambiará en nada el resultado. No lograrás más que ser una broma para ella. Ese libro no será más que un trofeo, un hombre más que se muere por su amor, rechazado. Así son las mujeres, así es esta mujer —continuó su amigo, ahora con tono serio y preocupado.

Blas, sin decir nada, cerró el libro de golpe. Suspiró mientras parecía formarse una risa en su rostro.

—Ya lo sé —decía, riendo a medias—. Sé que no cambiará su forma de verme, pero aun así debo hacerlo. Debo darme este libro como último regalo. Es importante. Uno debe despedirse siempre con estilo, ¿no crees?

Su amigo, ahora con cara de haberse rendido en hacerle entrar un poco de razón, preguntó con real curiosidad: —¿Qué es eso importante? No se puede ganar nada más con ella.

Blas, ahora con una sonrisa completa, se lo dijo de manera calmada y lenta: —Necesito volver a Jinsun una experiencia especial en mi vida. Tienes toda la razón, no cambia en nada sus sentimientos hacia mí, pero claro que gano. Gano más que lo que seguramente ganaría su novio —decía Blas mientras, como de costumbre, perdía sus ojos en el cielo.

—¿Qué es eso que ganas? —Su amigo parecía más intrigado que antes.

Blas volvió sus ojos a la tierra firme. Volvió a mirarlo con tranquilidad. —Gano un recuerdo preciado. El recuerdo de que una vez existió un amor sincero de mi parte y hay evidencia física de ello: mi pequeño «diario». Y con esto, tengo una gran base para mi futuro. Sin ella, claro, pero es una base perfecta para mí. Para el mundo que yo quiero construir.

Terminó Blas, suspirando, tan tranquilo y consciente de todo lo que decía.

5 de setiembre de 2025

Y con la misma consciencia, pero sin tanta tranquilidad y con un violín como su único compañero, se presentó ante su amada Jinsun.

Jinsun estaba sentada junto a sus dos amigos. Los tres estaban tan concentrados en su almuerzo.

Es una pena, pensaba Blas. No puede ser que no aprecien el valor del tiempo dedicado a comer. Es un momento donde uno puede aliviarse con un gran invento como es la cocina. Se ven tan apagados y serios, en parte hacen conjunto con el cielo tan gris de hoy, sus miradas tan leves de pasión.

De pronto, volvió a la realidad.

—Hola, buenas tardes —dijo Blas en un tono fuerte, para no hacer notar su voz nerviosa, y pasó de frente a colocar su violín sobre la mesa.

Sacó de su mochila el libro, envuelto de una manera tosca. Miró pensativo, hasta que finalmente se armó de valor. —Disculpa, quería darte esto —esta vez lo dijo en un tono suave que delataba su gran timidez.

—¿Qué es? —dijo Jinsun de una manera tan curiosa como fría, casi como queriendo saber, pero a la vez no.

—Es un libro donde anoté todos tus bocetos. Los dibujos que te enseñé hasta ahora... en ese libro están los de práctica y un registro de cómo dibujarte, lo que yo aprendí mientras te dibujaba.

—Gracias —fue lo único que dijo Jinsun, con cierto desahogo y lista para volver a lo suyo.

Blas se marchó de inmediato, sin tanto drama, pero antes de irse, gritó algo hacia la ventana. Quería asegurarse de que Jinsun lo escuchara.

—¡No abras ese regalo hasta que llegues a tu casa! ¡No lo abras, Jinsun!

Jinsun no respondió nada y, debido a que Blas lo gritó desde fuera del salón, él no supo qué expresión le dio.

Ya les mencioné que de este hombre hay demasiadas cosas para catalogarlas como buenas o malas. Simplemente se retiró del salón entre lágrimas, pues sabe que todo llegó a su fin; pero contento, porque ahora podía iniciar una nueva vida, enfocada en cómo aprender a amar y vivir.

Y no se preocupen, aquel joven no espera respuesta de Jinsun sobre su cuaderno. Realmente no espera ninguna sola palabra de ella o gesto.

Pobre joven, no llores más, que tocas mi corazón. Te quiero tanto que por eso recuerdo todo lo que me contaste, palabra por palabra. No llores más, o al menos prométeme que será la última vez.

[Ilustración: Boceto de Jinsun muy bien hecho solo con trazos.]