El Muro

VI. Abrazo

Olivia:

Al despertar giré buscando a Will. No estaba ¿Había sido todo un sueño? Su mano alrededor de la mía... toda la noche, haciéndome sentir completamente segura. No había soñado eso, mi mente no era tan retorcida.

No sabía qué era lo que me daba más miedo; la oscuridad o el hecho de que a pesar de estar a oscuras, saber que Will estaba cerca me había dado paz y hecho dormir como no lo hacía en años.

Me levanté y allí, sobre el escritorio se encontraba la almohada que le había dado y una nota.

¿Ves como sí sé escribir?

Cumple con tu parte del trato y yo haré lo mismo.

No volverás a verme y dejaré de seguirte.

Habla con Shia, tu hermano te necesita.

Gracias por no delatarnos princesa.

PD: hablas dormida. No te preocupes, dijiste puras incoherencias.

Suspiré al terminar de leer y me quedé unos instantes con el papel en la mano. Mirando aquellas palabras escritas, como si fueran lo más importante que podía existir en ese momento.

Me lo imaginé escribiéndolas y esforzándose para que su letra fuera sumamente prolija, cosa que lo era, para darme una lección, para demostrarme que estaba equivocada.

Sin pensarlo, levanté el tablón suelto y guarde la nota en la caja. No sabía por qué, pero lo estaba haciendo y tampoco tenía demasiadas ganas de pensar el motivo, me aterraba las razones que podía encontrar mi cerebro. Todas las cosas importantes terminaban allí y ahora también él lo estaba. Quería conservar ese tonto pedazo de papel, casi como si pudiera conservarlo a él o la sensación que tenía en ese momento.

No volverás a verme. ¿Por qué no me alegraba aquella frase? ¿No era lo que quería? Alejarlo para siempre de mi vida, que todo volviera a ser como era antes de ese callejón.

Tenía que sacarlo de mi cabeza. Si todo salía perfecto, no volvería a cruzarme con él en la vida.

*****

William:

Entre en casa sabiendo que no volvería a Arlen en mucho tiempo. Le pediría a Benson unos días libres y pasaría tiempo recomponiéndome de todo lo que había sucedido en los últimos días. Sobre todo, cuidando de que Emily se recupera por completo y no se metiera en más problemas; sabía que si la mencionaba, mi idea tendría un poco más de aceptación.

Cuando volviera, habría dejado todo aquello atrás, incluyendo a Olivia.

—¿Qué haces aquí? 

Edgar estaba sentado en la cocina, con aire de superioridad, completamente estirado sobre la silla.

—Yo lo invité. —la voz de Emily sonó desde la otra habitación.

—No necesito invitación, es mi casa también.

—No lo es. No vives aquí hace años. —respondí molesto, mientras cerraba la puerta con fuerza y comenzaba a acercarme, dispuesto a sacarlo a las paradas si era necesario.

—Háganme un favor y dejen de pelearse por un rato ¿De acuerdo? —ambos la miramos, tenía los brazos cruzados y golpeaba el piso con su pie izquierdo... mamá hacía exactamente lo mismo. —Estoy preparando el almuerzo y quiero que los tres comamos juntos, en paz, como hermanos. — el escuchar que su voz se quebraba un poco hizo que se me estrujara el corazón. —No pretendo que se den un abrazo. Sé que jamás se pondrán de acuerdo en nada y que tampoco les interesa hacerlo, solo les pido que por unas horas no se insulten, al menos por mi.

—¿Casi morir sacó tu lado sensible? —su tono burlón provocó que apretara los puños.

—Edgar. —advertí. No se podía estar atreviendo a mofarse de su propia hermana; no después de todo lo que había sucedido.

—Apestas a perfume. —me dijo mirándome con una gran sonrisa, acababa de sentarme a su lado. Se acercó y me olió la remera, me lo quité de encima con un movimiento brusco. —¿No reconoces este perfume Em?

Emily le siguió el juego; se me acercó y comenzó a reír.

—Ciertamente lo reconozco. Tengo una muda de ropa que huele igual. La lave y aún así sigo oliendo el perfume. No te lo vas a poder sacar de encima tan rápido —respondió entre carcajadas. —. Creo que Will fue quién más ventajas le sacó a mi golpiza.

—Son dos imbéciles. —exclame molesto. Odiaba que se complotaran en mi contra. —Me quedé en la casa de Shia ¿De acuerdo? Esa casa huele a ella. —me insulte mentalmente por haber dicho eso.

—Will, eso no va a terminar bien. No tienes que meterte con las novias de tus amigos. —Edgar estaba pasándola de maravilla, podía notarlo en esa gran y estúpida sonrisa que tenía en el rostro.

—Si ya terminaron. Me voy. —cuando me estaba por levantar de aquella espantosa mesa, Em me tomó del brazo.

—Espera. Perdón. Quédate. Te creo, enserio —no lo hacía. —No te vamos a molestar. —sus ojos estaban de repente llenos de lágrimas y por más que sabía que seguiría molestando luego con lo mismo, no pude negarme.

—De acuerdo, pero no quiero una sola palabra, ni miraditas cómplices entre ustedes dos. ¿Entendieron? —ambos asintieron.

*****

Cuando terminamos la cena, la cual fue completamente silenciosa e incómoda, Emily se fue a dormir, estaba agotada. A pesar de que sus heridas habían curado, seguía recuperándose y se cansaba con facilidad. Seguía tomando esas pastillas que la atontaban al instante.

—Benson me pidió que te felicitara por el trabajo en la química y por como solucionaste lo que la pequeña.

—No tiene que felicitarme por cuidar de mi propia hermana. —respondí molesto. Tomé los platos y comencé a limpiar.

—¿Necesitan ayuda? ¿Algo? ¿Medicina para Emily? ¿Comida?

Me gire incrédulo, mis oídos aún no podían creer lo que habían escuchado.

—¿Desde cuando te importamos tanto? Dime. No dudaste en abandonarnos cuando más te necesitábamos. Desde ese momento sólo nos hablas lo necesario. —bufé frustrado. —Ni siquiera has venido a un cumpleaños de Emily. —eso era lo que más me había dolido en todos esos años.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.