El Muro

IX. Abandonado

William:

Llegué al árbol con bastante tiempo de anticipación.

Durante las primeras rebeliones, el viejo roble, había sido el centro de las reuniones y donde se iniciaban las revueltas, ahora representaba, para aquellos que aún sabíamos la historia, un lugar de encuentro, el sitio donde podías hallar a alguien te ayudara si tenías un problema.

—Will. —la voz de Kayla se escuchó a mis espaldas. Me giré y antes de que pudiera reaccionar me abrazó. Su cabello negro con mechones violetas me nublaron la vista.

—¿Estás bien? —pregunté, ella me apretó demasiado fuerte, como si hubiera estado en pánico hasta verme.

—Si. ¿Tu? ¿Dónde estuviste? —sus ojos recorrieron mi rostro y me hizo sentir un poco incómodo; ella tenía esa habilidad, era la única que lo lograba.

—¿Dónde está Nick? ¿Sabes? ¿Te has comunicado con él? —hice cada una de las preguntas casi sin respirar. Miré por detrás de ella, esperando encontrarme con mi amigo, pero no había señales de él.

—No, no responde. No sé donde está, nos separamos. Tuvimos que hacerlo. Era peligros. —bajo la mirada, como avergonzada y se ató el cabello con una cinta, lo hacía cada vez que se ponía nerviosa.

—Vamos a esperarlo hasta que regrese. —dicho esto me senté sobre el césped, con la espalda apoyada en el roble. —¿Te fuiste a ver a alguno de tus chicos? —sonreí de lado y la miré de reojo, mientras se sentaba a mi lado.

—Sabes que eres mi único chico. —golpeó mi hombro con el suyo mientras reía por lo bajo.

—Supérame Kayla —bromine; ella siempre jugaba con lo mismo y aunque sabía que no era del todo cierto, no podía pensar en que había una parte de lo que decía, que si lo era. —. Fuimos algo extraño durante unos meses, cuando teníamos 16. —soltó una carcajada que luego refrenó tapándose la boca.

—Nunca Will, lo sabes. —me miró fijo y sus ojos intensamente celestes parecieron leerme el alma. —El primer chico no se supera, simplemente aprendes a vivir con ese recuerdo. —suspiró con pesar. —Aunque últimamente tengo menos posibilidades que antes ¿No es así? —la mire extrañado. —Sé que estás saliendo con alguien, hueles a perfume y no es el de Emily, es uno caro, de esos que tienen las refinadas de Arlen. Debe ser una chica en buena posición.

—Eso no es de tu incumbencia. —era habitual en ella, querer saber más de lo que debía. En eso me hacía acordar a Olivia...

—Entonces si sales con alguien. ¿Cómo se llama? ¡Dime! ¿Es linda? Debe serlo. Perfecta, de seguro, para tenerte así, debe serlo. Vamos Will dime algo, solo una cosa y no volveré a molestar. Soy tu amiga, los amigos se cuentan cosas así. —volvió a golpear mi hombro y puso ojos de perro.

—No estoy saliendo con ella. ¿De acuerdo? —no podía creer que estuviera hablando de esto con Kayla, pero por algún motivo necesitaba sacarlo de mi sistema.

—¿Seguro? —su voz sonaba como si estuviera a punto de revelarle un misterio.

—Es que... es complicado Kay. No me la puedo sacar de la cabeza, pero... sabes que las cosas entre la gente como nosotros y ellos no funcionan. —era la realidad y si algo tenía que ser en ese momento era realista.

—¿Quién dijo que tienes que casarte con ella? Sólo diviértete, las chicas de Arlen están desesperadas por un chico rebelde, por un poco de emoción, alguien que les haga notar que no están muertas entre todo ese control y frigidez con la que viven. A menos que.... —sonrió ampliamente y me corrió frío por la espalda. - Will, eres un romántico. Me encanta eso de ti.

—Basta Kayla no es un chiste. —me encogí de hombros y miré hacia otro lado. No me gustaba que se burlaran de mi y menos ella. Si, tenía un tonto costado sensible y no podía evitarlo, por mucho que lo odiara.

—No, no es un chiste. No puedo creerlo, ella de verdad te interesa, nunca te vi esa mirada. Has salido con otras chicas, pero ella es diferente ¿No es así? Lo puedo notar. Dime... ¿Está interesada en ti? —otra vez queriendo saber más de lo que le correspondía.

—No lo sé. —susurré.

—Si lo sabes, no me mientas.

—Creo que sí. —era un deseo más que una certeza.

—¿Qué estás esperando? Encuentra la forma. Tu siempre lo haces. —intentaba hacerme sentir bien, lo sé, pero sus palabras habían tenido el efecto contrario.

—No es tan sencillo.

Suspiró soltando mucho aire y me miró.

—Es una hermosa charla, seguro es una chica encantadora, pero deberíamos irnos. —sentí como si me hubieran clavado un cuchillo en el momento que esas palabras llegaron a mis oídos.

—Nick no ha llegado. —puntualicé mirando hacia todos lados, rogando que apareciera en el último minuto.

—Lo sé pero no podemos seguir esperando. Tenemos que irnos antes de que amanezca.

—Él no nos dejaría atrás. —aunque sabía que ella tenía razón, una parte de mi se negaba a irse.

—No servimos de nada encerrados. Si lo atraparon. ¿Cuánto crees que tardarán en encontrarnos a nosotros? —se levantó y me extendió la mano para que la tomé.

Salimos de Arlen lo más rápido que pudimos. Kayla ni siquiera miró hacia atrás, era como si no le importara el destino de Nick, aunque yo sabía que se estaba haciendo la fuerte.

*****

Había pasado casi una semana desde la desaparición de Nick; estaba claro que los centinelas lo habían atrapado. Sólo nos quedaban 2 opciones, estaban torturándolo para sacarle información o ya estaba muerto.

—No les conviene matar a uno de los nuestros. —soltó Benson en el medio del silencio.

Estábamos todos en la oficina de Benson, discutíamos sobre las medidas que debíamos tomar para ir a buscar a Nick... en realidad Kayla, Emily y yo, intentábamos convencer a Benson y a Edgar de que había que hacer algo.

—¿Crees que les importa lo que tú piensas? —con el paso de los días el humor de Kayla había empeorado, estaba demasiado tensa y se notaba que no dormía.

—Me vuelves a hablar así y te arrepentirás. —Benson estaba sentado en su sillón, con los pies sobre el escritorio, como si todo fuera perfecto, como si nada estuviera sucediendo, pero en cuanto Kayla hablo, se paró y comenzó a caminar hacia ella.




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