El Muro

XVII. Invitación

Olivia:

Al regresar a mi casa luego de ver a Aidan, esperé encontrar a Will, pero se había ido.

Lo esperé en la noche, despierta, pero no regresó.

Lo esperé al ir a visitar a Shia. Incluso en el hospital; pero no volvía.

Desesperada le pedí a mi hermano que averiguara dónde se había metido. Necesitaba disculparme con él. Ahora era yo la que había arruinado todo. De seguro estaba enojado conmigo por no haber creído en él y tenía toda la razón.

Shia me contó que estaba en una misión, la cual, según había logrado averiguar, lo alejaba bastante de Arlen; por lo que no volvería en un tiempo.

Sentí como el corazón se me rompía con aquella noticia.

Algún tiempo. ¿Cuánto era eso?

Ya había pasado un mes desde que se había ido y aún no tenía noticias suyas.

Aidan se había recuperado y salido del hospital, ya estaba otra vez trabajando y yo seguía sin saber nada de Will...

La boda seguía acercándose cada día más y cada vez me sentía más y más desolada.

*****

Casi amanecía y yo recién estaba regresando a mi casa. Desde que Will se había marchado, buscaba cualquier excusa para mantenerme ocupada. No quería tener ni un momento libre para pensar, para extrañarlo.

Entre a mi habitación y en la oscuridad reconocí una figura sentada en mi cama.

—Emily. —dije con un poco de decepción cuando prendí la luz. —¿Qué haces aquí?

—Creíste que era mi hermano ¿No es así? —sonrió de costado. Intenté iniciar una excusa pero me frenó levantando la mano. —No te preocupes, yo también lo extraño.

—¿A qué viniste? ¿Necesitas algo? —verla en mi habitación me resultaba demasiado extraño.

—¿Alguien está de mal humor? —la mire mal. No había dormido en toda la noche y había trabajado más horas de las que mi cuerpo resistía. No tenía humor para bromas. Al ver mi cara se puso muy seria. —De acuerdo. Iré al grano. Viene a invitarte a una fiesta. La mejor fiesta de toda la tierra rebelde. —aclaro, como con orgullo. —¿Qué dices?

—Es que... nunca he estado del otro lado del muro y... —susurré un poco avergonzada, mientras bajaba la mirada y me sentaba a su lado. Estaba exhausta.

—¿Te da miedo? Tranquila, estaré contigo en todo momento. Además siempre hay una primera vez para todo ¿No es así? —sonrió muy ampliamente, pero pícara. —Estoy segura de que Will se pondrá feliz si se entera que fuiste.

—El me odia. Peleamos y... se fue. —murmuré con bastante pesar.

—No lo hizo por voluntad propia. —voltee hacia ella, asombrada. —Benson lo envió lejos porque lo culpo por lo de Nick.

—Pero, fueron los centinelas los que atraparon a Nick y luego lo rescatamos. —lo que estaba diciendo no tenía lógica.

—Lo sé, pero ese hombre es incapaz de sentir empatía por nada. Nos prohibió que rescatemos a Nick. —su tono era desagradable, ese tipo, claramente lo odiaba. —Dijo que no quería que nos arriesguemos, pero la verdad es que no le importa nada de nadie. Ni siquiera su hijo. Cuando lo rescatamos se puso furioso, y descargó toda su ira contra Will, haciéndolo irse lejos.

Bajé la mirada sintiéndome una pésima persona, otra vez había pensado mal de él. Necesitaba cambiar de tema, hablar de algo que no me hiriera. 

—Hablando de Nick ¿Cómo está? —la última vez que lo había visto estaba bastante maltrecho, el pobre casi no se podía mantener en pie gracias a todo lo que lo habían golpeado.

—Recuperado y perfecto, como siempre. —respondió, creo que casi sin pensar.

—¿Perfecto? —ambas reímos ante mi reacción, Emily, además, se puso completamente colorada; cosa que me pareció adorable.

—Si, me gusta el tonto mejor amigo de mi hermano —confesó. —, pero el muy ciego no lo ve.

—Tal vez no quiera verlo. —su sonrisa se iluminó al escucharme.

—Últimamente ha estado... diferente conmigo —comenzó a decir cómo si hablara con ella misma. —No cambies de tema... —volvió a mirarme. —no respondiste a mi pregunta. ¿Vas a aceptar o no mi invitación? —tenía muchas ganas de decirle que sí, pero una parte de mi estaba aterrada por lo que podría suceder. Todo esto era nuevo y no sabía qué hacer.

—¿Es seguro? —pregunté, casi como una niña.

—Claro que lo es. Te llevaré conmigo y estaré junto a ti todo el tiempo, —al instante golpeó mi hombro con el auto. —a menos que Will regrese para la fiesta y quieras estar con él.

—Will es complicado. Nunca sé qué es lo que realmente quiere. —era algo que me frustraba, parecía que nunca terminaba de entender sus intenciones.

—Bienvenida al club. Yo tampoco lo entiendo a veces y crecí con él. ¿Te digo un secreto? —pregunto murmurando. —Sólo tienes que observarlo. Sus ojos hablan más que él mismo.

Sabía que tenía un poco de razón. Cuando algo le afectaba había notado que sus ojos parecían más fríos o cálidos, dependiendo de la situación. Tendría que estar más atenta a ese detalle.

—Ya responde. —dijo impaciente, sacándome de mis pensamientos.

—De acuerdo iré. -—no sabía muy bien porqué había aceptado, pero ya lo había hecho y no podía retractarme, estaba segura de que Emily no me dejaría hacerlo.

En respuesta me abrazó y lanzó un grito de júbilo.

—Irás a tu primera fiesta rebelde. Gracias a mí. Esto será épico. —comenzó a hacer un pequeño baile de la victoria mientras yo reía.

—¿Cuándo es? —si iba a ir a esa fiesta necesitaba ordenar mis días en el hospital.

—El viernes. Prepara una coartada, creíble. No puede ser Shia porque él también irá.

—¿En serio? 

¿Por qué me asombraba tanto? Era obvio que Shia iría a esa fiesta.

—Va todos los años, la mayoría de los aliados lo hace. ¿Cómo crees que se conoció con Trev? —se tapó la boca, en sus ojos se notaba un poco de remordimiento por haber hablado.

—Tranquila. Ya lo sé. —respondí intentando apaciguar su preocupación.

Suspiró con alivio.

—Que suerte, casi me da un infarto. Pensé que había arruinado todo. —de repente su mirada cambió y se giró sobre la cama para quedar de frente a mi. —¿Qué te parece Trevor? ¿No es hermoso?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.