El Muro

XXIII. Juicio

Olivia:

Volver a Arlen después de toda la libertad que había sentido durante aquellos días fuera de allí se sentía como volver a una condena.

La mano de Will me guiaba hasta lo que ellos llamaban la puerta de atrás; por donde Emily y yo habíamos salido aquel día.

Debía ir a la casa de Ana, ella era mi coartada, por lo que tendría que darle algún tipo de información sobre lo que había hecho durante todo el fin de semana.

—Ana querrá conocerte. —le dije tirando de su mano.

—No lo hará. —me sonrió y me mordí el labio. —Ve con ella. Yo debo ir a ver a Benson y...

—¿Volverás? —asintió con una media sonrisa en su rostro.

—No lo sé. Recuerda que no vivo cerca y que Benson podría enviarme a algún trabajo.

—Si te envía lejos, promete que me avisarás, por favor. —puse la voz más infantil que tenía. Él negó con la cabeza mientras sonreía.

—Serás la primera en saberlo.

*****

Caminé hacia la casa de Ana, la cual está a solo unas cuadras de la plaza principal de Arlen.

Había mucha gente, cosa que me pareció bastante extraño, sobre todo un Lunes por la tarde. La gente en ese horario usualmente se encuentra trabajando o en sus casas.

—¿Qué sucede? —le pregunté a un anciano que estaba parado en el medio de la calle.

—Habrá un juicio. —me respondió vagamente.

Juicio... esa palabra, me había provocado terror desde que tenía memoria. Significa que alguien irá a la horca.

Solo había asistido a uno cuando tenía 6 años, más bien fue por casualidad nos encontramos en el centro con mi madre y mi hermano. Mi mamá sabía lo que significaba y no quiso que nos acercaramos, pero con mi hermano aprovechamos un momento de descuido para ir a ver qué era lo que provocaba tanta multitud y aglomeramiento de personas... fue el espectáculo más horrible terrorífico e impactante que había visto en mi vida. Por años no logré sacarme la imagen de esa gente de la cabeza.

—¿Qué sucedió? —en realidad ya sabía lo que pasaba cuando había un juicio solamente existía una regla que debías quebrantar para terminar así...

—¿Dónde vives niña? Encontraron a un traidor. Fue todo un revuelo.

Se me helo la sangre. Shia y Trevor habían vuelto antes que yo. Ambos tenían trabajo en la mañana y debieron irse el domingo por la noche. Mientras corría desesperada hasta la plaza por la mente se me cruzaban miles de pensamientos pero lo único qué deseaba era que no fuera mi hermano.

Había una tarima, donde se había colocado la horca. Toda la gente se agolpaba alrededor de la misma, para ver en la que asesinaban a una persona.

—¿Saben a quien? —ya no me interesaba que la gente se diera cuenta que estaba completamente desesperada, solo necesitaba a alguien que pudiera responderme necesitaba una respuesta.

—No, pero servirá de advertencia. Malditos aliados de los salvajes, les tendría que dar vergüenza. —una mujer con un niño en brazos fue la que me respondió la imagen me pareció tan descabellada esa señora había llevado a su propio hijo a ver esa escena.

Comencé a adentrarme en la multitud.

Mire hacia el escenario y vi como Aidan aparecía rodeado de unos guardias y detrás de él...

—Patrick Harris. Estás aquí porque has sido encontrado culpable de traición Te presentamos ante el pueblo de Arlen. Como un traidor. —se escuchaban abucheos y gritos contra Patrick. —Por ayudar a escapar a un salvaje, el cual había sido llevado al hospital para ser sanado. - no, había sido torturado, no querían ayudarlo. —La investigación arrojó a la luz que tú has mantenido relación con los salvajes. —podía ver cómo Aidan estaba esforzándose por no ponerse a reír, esto le agradaba. El muy cínico disfrutaba de lo que estaba por hacer.

Lo empujaron hasta el sector de la horca y colocaron la soga en su cuello. Yo seguía caminando, empujando a quienes se interponían en mi camino

—Traidor. —escuché que gritaban a mi lado.

—No. Soy inocente. Yo no ayudé a nadie. —sus ojos mostraban lo horriblemente aterrado que estaba. —Por favor, soy inocente.

—Por tu traición se te condena a la pena de muerte.

—¡NO! —grité con todas mis fuerzas. —¡Patrick! No. —mi amigo, era inocente. La culpable era yo.

*****

William

En cuanto dejé a Olivia me di cuenta de que algo andaba mal, las calles estaban vacías y los guardias estaban alterados. Fui a buscarla y me encontré con esa multitud en la plaza. Solo podía significar una cosa.

Un juicio.

La busqué por toda la plaza hasta que reconocí su voz, gritaba el nombre del chico que estaba por ser ahorcado, lo conocía.

Empujé a todo el que se me cruzó en el camino hasta llegar a donde estaba.

La tomé de la cintura y la giré en el momento exacto en el que el chico caía en el hueco de la horca.

Se aferró a mi remera desesperada, llorando y gritando. Tuve que hacer fuerza hacia arriba para que no cayera de rodillas. Todo su cuerpo parecía de gelatina, deshaciéndose del dolor.

Tuve suerte de encontrarla, si no lo hubiera hecho habría visto esa imagen... y no creía que pudiera resistirlo.

—Patrick. —susurraba entre llantos desconsolados. —Es mi culpa. Es mi culpa. Yo lo hice. —la apreté aún más contra mi cuerpo.

—Baja la voz Olivia, por favor. —sabía que estaba histérica, destrozada, pero no podía dejar que la escucharan.

En ese momento mire hacia el escenario. Aidan estaba mirando hacia nuestra dirección. Me había visto... nos había visto.

—Escúchame bien. Harás esto. Me vas a dar una cachetada y saldrás corriendo. Ve con tu hermano. Aidan nos está mirando. —se tensó por completo.

—No te vayas, por favor. —me suplicó entre llantos, creo que del shock no la dejaba comprender lo que le estaba diciendo.

—Golpéame Olivia o seremos los próximos en esa tarima.




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