El muro de los te quiero

Capítulo 5: El muro

Durante la noche no podía conciliar el sueño, no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado últimamente. Todo había pasado de golpe, de repente, a veces las cosas sucedían así. Pensé en llamar a mi madre pero era tarde y la molestaría. Simplemete miraba al techo, cerraba los ojos y respiraba profundo, quería por un momento estar tranquila, sólo que no era posible debido a que Daniel llegó en ese momento. Me incorporé en la cama 

- ¿ Como te fue?- le pregunté, esta vez era yo quién sonreía

- Fatal- respondió él sentándose a mi lado en la cama

- ¿ Porque?

Para ser franca no me sorprendía que se haya aburrido de Lydia, era una buena chica y eso pero era como si le faltara algo, como si fuera igual a todas las demás, intentando parecer bonita y perfecta cuando no lo era en realidad

- Estaba demasiado ebria por la champagne- respondió mi amigo rodando los ojos- detesto eso en una chica

- ¿ Ah si? ¿  que más detestas en una chica? 

No me asombraba para nada lo que él me contaba, se cansaba de las chicas muy fácilmente así que era de esperarse que no busque a alguien tan sencillo de encontrar 

- Pues... para que pueda estar con una chica debe acompañarme al gimnasio, lo que implica que tendrá buen cuerpo, no debe beber ni fumar, mucho menos salir de fiesta y debe comer sano, no podría estar con alguien muy gorda tampoco muy flaca

Lo miré sorprendida y confundida a la vez, era yo quién no creía en el amor y sin embargo duaba que Daniel conociera a las personas, o si alguna vez había estado con alguien honesto. Quizá Se dejaba llevar demasiado por los estereotipos de la sociedad o tal vez simplemente él era como todos los demás 

- Hablas de alguien que no existe- le dije muy seria 

- Estoy seguro que debe haber alguien así

- Te fijas demasiado en lo superficial

- Oye, dime lo que quieras pero no puedes negarme que la apariencia es importante, es lo primero que ves en una persona

No me apetecía discutirle ni quería provocarlo así que decidí que lo mejor sería cambiar de tema. Para mi, la apariencia era lo último en lo que me fijaría, sólo que no estaba segura de si había alguien más que pensara como yo 

- Me fue bien con Mario 

Sabía que él era demasiado narcisista y orgulloso como para preguntarme, por lo que decidí que lo mejor era contárselo

- ¿ En serio?

- ¿ Te sorprende?- me reí

- Realmente sí

- ¿ Que? ¿ Porque? 

Mi sonrisa se borró de mi rostro, todo indicaba que no respondería algo bueno

- Pues porque el lo tiene todo y tú eres...

- Yo soy... ¿ que? 

Mi tono era cada vez más fuerte, al igual que mi enfado que creía por dentro. No se atrevería a decirlo ¿ o si? 

- No eres exactamente la chica más linda, es decir, cuando les muestro tu foto a mis amigos y les digo que eres mi mejor amiga simplemente se ríen 

- ¿ Disculpa? 

No dijo nada, simplemente se encogió de hombros. La apariencia no me importaba y prefería ser honesta, sin embargo no toleraría que me llame fea, era una de las peores cosas que podías decirle a alguien. Sabía que él decía todo lo que pensaba pero a veces podía lastimar a alguien y no se daba cuenta de ello, eso sólo me enfurecía aún más 

- Otros chicos no piensan lo mismo que tú- respondí sin mirarlo 

- ¿ Como quién? Piensa con quién has salido, ninguno es tan lindo, simplemente buscan a alguien que no sea tan linda para que  les hagan caso. En cambio las lindas son imposibles de conseguir, son mas difíciles

No quise contestar, era mi amigo y yo estaba dolida, no quería ofenderle. Pero realmente dolía que me dijera fea y además fácil. Me hizo preguntarme si todos me veían así, si era por eso que me había ido mal en mi única relación seria, si él siempre me había mirado así y porque no me lo había dicho hasta ahora. Me sentí mal por enfadarme por algo tan tonto, ¿ no era yo quién decía que hacia falta gente honesta?Entendí que  la honestidad a veces lastimaba, es por eso que la gente no la usaba.

Miré a mi lado que Daniel se había dormido en la cama, así que esta vez fui yo quién se fue al sofá, debido a que no podía soportar estar cerca de él en esos momentos 

Al día siguiente me levanté más temprano, me bañé y salí a pasear sin avisarle a Daniel. Aún estaba enfadada, y aún sentía que quería que la tierra me tragara y no me devolviera jamás.

Fui a caminar por las calles de Paría y llegué a una plaza realmente muy bonita frente a la casa de Víctor Hugo. Me senté en un banco a calmarme un momento. Debía dejar de hacerme tanto drama por eso, no era el fin del mundo, pero dolía y más aún viniendo de mi mejor amigo. Lo peor de todo es que no podía hacer nada para evitar sentirme mal 

- ¿ Alex? 




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