El muro más grande

CAPÍTULO 1. QUE SENTIDO TIENE

“Los monstruos son reales, los fantasmas son reales también, viven dentro de nosotros y a veces, ellos ganan”

-Stephen King

—¡Hannaaah!

Se que mi hermana lleva rato gritandome para que me levante e ir a la escuela, pero honestamente no quiero ver a nadie de ahí, estoy cansada de siempre escuchar los mismos insultos y burlas que me hacen, se que llevo algunos días sin ir a la escuela, pero es que ya no puedo más, he tenido más paciencia de la que creía.

—¡Hannah! ¡Si no te levantas le diré a mamá de todos los días que has faltado a clases y sabes que a ella no le gustara escuchar como estas apunto de reprobar!

—¡Dejame en paz Jessie, a mi mamá no le importa y lo sabes!

—¡Y a mi me da igual lo que tu pienses, ya me cansé de tener que levantarte todas las mañanas, solo lo hago porque nuestro padre me lo ha ordenado, creeme que a mi me da igual si te quedaras toda la vida en tu cuarto!

Al final me tuve que levantar y arreglarme para ir a la escuela, lo que menos quiero ahora es tener que lidiar con mi madre, así que tome todas mis cosas de mala gana y me dirigí a la parada del autobús con mi hermana. El autobús se detiene frente a nosotras y nos subimos, mi hermana se sienta hasta atrás con sus amigas y yo en uno de los asientos de hasta enfrente sola, porque como ya se sabe, no soy una persona de amigos, tomando en cuenta que la mayoría de la escuela me desprecia. Mientras vamos de camino a la escuela, me pongo a ver por la ventana y comienzo a pensar el como he llegado hasta aquí, como es que me permití llegar a tal punto donde ya me da igual la vida, donde ya no le encuentro un significado a las cosas, donde ya no veo el ningún color, el cielo siempre es gris.

La verdad es que no recuerdo si alguna vez haya sido una persona de amigos o de ser cercana a mi familia, puede que eso sucedió cuando era muy pequeña, pero conforme he crecido me he dado cuenta de cómo es mi vida y es que como quieres ser feliz si eres la típica niña a la cual todos desprecian en la escuela y no es que exagere o me quiera hacer la víctima porque créanme que si eso quisiera el mundo entero sentiría mucha lastima hacia mi y eso es lo que menos quiero.

Con respecto a los comentarios sobre mi en la escuela, puede que hasta los entienda, es que si tan solo me vieran; soy tan ordinaria, mi cabello es café oscuro lacio, pero siempre se ve negro, mis ojos son un poco diferentes, tienen un gris oscuro que hace que casi no se note, solo los hace ver un poco mas claros debido al color, pero igual parecen cafés, creo que solo se puede notar si los ves con detenimiento, pero bueno, todo el mundo piensa que son cafés, mido menos de 1.65 y respecto a mi cuerpo, pues... no tengo ningún tipo de curvas, para ser más exacta soy una simple tabla andante; se entiende porque siempre en la escuela me dicen tabla o me ubican como la más fea del salón y es que eso no lo niego, digo, en comparación con mis compañeras, yo soy una simple cosa.

Muchas veces me gustaron muchos de mis compañeros y como no, los más populares del salón, lo cual iba a ser imposible estar con ellos, digo, prácticamente soy como un insecto para todos ellos y ellos son los típicos chicos inalcanzables, o al menos para el colegio.

Por fin el autobús se detiene, que para ser exacta, no es la gran cosa, es una escuela pequeña y nada reconocida, se podría recorrer en tal solo 10 min y sin exagerar.

Al entrar al aula tomó mi asiento de siempre que es frente a la profesora puesto que no soy alta y si me llegase a sentar atrás no podría ver absolutamente nada, ya que mis compañeros son todo lo contrario a bajos.

Todos comienzan a entrar al aula después de haber sonado la campana para avisar que las clases van a comenzar; Al entrar la profesora, me observa por un momento, supongo porque he faltado unos días y se le hace extraño verme, al dejar sus cosas en el escritorio me ve con una mirada de desaprobación como diciéndome que no está bien que falte con el promedio que tengo y luego los exámenes tan cerca, pero honestamente a mi eso me da igual y como si pareciera que leí su mente, inmediatamente la profesora se dirige únicamente a mi para regañarme, que es lo que me esperaba al regresar.

—Espero tengas una muy buena justificación por haber faltado estos días a clase Hannah, estando tan cerca los exámenes

Trato de pensar en la mejor excusa para que no recibir una sanción o que me repruebe, pero no se me ocurre nada, así que decido decir lo que toda la gente dice para salvarse.

—Estuve enferma maestra y apenas me he recuperado un poco, pero prometo ponerme al corriente de todo, ya no volveré a faltar, se lo prometo.

La profesora me mira con enojo como si no se hubiera creído nada de lo que he dicho y quien la culpa, es la excusa más tonta que alguien puede poner, pero no me puede decir mucho, así que decide mejor dar comienzo a la clase, restándole importancia a lo que le he dicho.

El tiempo sigue transcurriendo de clase en clase y yo sigo igual de aburrida que cuando llegue poniendo la misma excusa a todos los profesores que me preguntan el porqué he faltado tantos días. Llega el momento del receso y como si no pudiera empeorar más mi día, se acerca Nathan, el chico que mas puedo odiar en toda esta prisión a la que le dicen escuela, básicamente es el encargado de hacerme sentir nada y de decir pura mierda de mi.

Agradezco que jamás me haya gustado alguien así y mucho menos él, porque si no si sería aún peor, lamentablemente él piensa que si, que al parecer todas las mujeres de esta escuela les gusta esa horrible persona, tiene un ego demasiado grande.

—¿Que haces aquí Hannah?—lo dice en un tono burlón y con una sonrisa que hace que quiera golpearlo

Decido no contestar, puesto que pienso que así se callara, podrá irse y dejarme en paz, pero lamentablemente me equivoco y vuelve hablar al darse cuenta de que no recibirá una respuesta.




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