El Nacimiento de un Héroe V1/(titulo Temporal)

Capitulo 1

...

El silencio llenaba la pequeña habitación, interrumpido solo por el leve crujido de las paredes de madera que envejecían lentamente y el sacudir de hojas por el viento.

La luz tenue del sol mañanero se colaba por una ventana entreabierta, dibujando finas líneas de dorado sobre las sábanas ajadas que cubrían el cuerpo del durmiente niño.

Sus ojos se abrieron lentamente, como si despertara de un sueño profundo, luego se levantó incorporándose. Sintió cómo su cuerpo respondía con una lentitud desconocida, como si apenas estuviera aprendiendo a moverse.

—Bien. Ya estoy despierto.

Parpadeó un par de veces, sus pupilas adaptándose a la suave claridad que invadía su espacio. Al frotarse los ojos por el cansancio, comprobó su entorno. Todo le parecía extrañamente nuevo, y al mismo tiempo, vagamente familiar.

Se encontraba en el interior de una habitación de aspecto humilde. Constaba de cuatro robustas paredes de roble, a la izquierda de su cama se hallaba la ventana que dejaba entrar la luz del sol y permitía una clara vista de los campos en el exterior. Un escritorio de madera oscura se apoyaba contra la pared, sobre el cual descansaban un par de libros apilados uno sobre otro. Encima de ellos, una pequeña mochila se inclinaba precariamente sobre estos.

En una de las esquinas de la habitación, un grupo de juguetes de madera se encontraba cuidadosamente amontonado, sus formas simples y colores apagados indicaban que habían sido apreciados en su momento. Un largo y delgado espejo, enmarcado en madera pulida, estaba apoyado contra la pared opuesta. Su superficie reflejaba vagamente la habitación, aunque en ese instante no capturaba más que el vacío.

Bajo sus pies, una alfombra verde cubría el suelo, su textura suave contrastando con la dureza de las tablas de madera. Sobre esa alfombra, a unos pasos de la cama, un pequeño gato negro lo observaba tranquilamente.

Había algo en la presencia de aquel animal que parecía demasiado consciente, demasiado sabio para ser solo un animal. Sus ojos brillantes se fijaron en los del niño, como si estuviera midiéndolo.

El niño sintió una mezcla de curiosidad y desconcierto, sin entender del todo qué significaba aquel encuentro. Antes de que pudiera articular un pensamiento, el gato se acercó con pasos silenciosos, su elegante figura moviéndose con tal gracia que contrastaba con la simplicidad del entorno.

—Finalmente has despertado, me alegro mucho. —dijo el gato, su voz suave resonando en la mente del niño como si hubiera hablado en voz alta, aunque su boca no se movió.

Una persona normal se desmayaría si su mascota comenzara a hablar perfectamente en su idioma, o en su defecto, se asustaría si viera a un animal hacerlo de la nada.

El pequeño niño, por otro lado, no pareció sorprendido ni aterrado en lo más mínimo.

¿Esa adorable bola de pelos me está hablando? ¿Y por qué tengo tantas ganas de acariciarlo?

No le inquietaba el hecho de que un gato le hablara, especialmente si era a través de su mente. A decir verdad, pareció entender el método que utilizaba para hacerlo.

Esto es telepatía, ¿no es así? Hm, veo que este no es un gato normal. Es eso o todos los animales en este mundo son así.

Sintió aún más curiosidad por la existencia felina frente suya. Se cuestionó, ¿Que debería de hacer? ¿Como debía de proceder?

—Dime, ¿Quién eres? —decidió preguntar finalmente el niño.

—Soy tu guía —le contestó el gato, sentándose sobre sus patas traseras con la tranquilidad de quien tiene todo el tiempo del mundo—. Soy un espíritu enviado por mi señora, quien es a la misma vez tu creadora, La Diosa Genesis. Mi nombre es Elizabeth, por órdenes de mi señora, estoy aquí para ayudarte.

—¿Eres un... una enviada de la Diosa?

—Es correcto. Mi tarea es ayudarte a entender este mundo y prepararte para lo que vendrá. No debes temerme; estoy aquí para protegerte y enseñarte todo lo que necesitas saber.

—Entiendo...

El niño miró al animal por un momento, procesando la información que acababa de obtener. No comprendía completamente lo que significaba tener un guía, pero algo en la existencia de... Elizabeth le transmitía confianza.

Si la Diosa la había enviado, entonces debía confiar en ella.

—Dime, ¿Qué te parece tu nuevo cuerpo?

—¿Mi cuerpo?

El niño trató de verse a sí mismo. Se fijó primero en sus manos, luego vió sus brazos y por último el resto de su muy joven cuerpo.

Fue así como se dio cuenta que la parte superior de su cuerpo estaba algo descubierta. Lo estaría completamente si no fuera por las suaves telas blancas que cubrían su estómago, parte de su pecho y espalda.

Llegó a la conclusión de que había estado herido, razón por la cual tenía esos vendajes cubriendo dichas zonas. Seguramente era por eso que el espíritu de la Diosa Genesis llamada Elizabeth le hacía tal pregunta.

—¿Sientes que te duele algo? ¿Algo te molesta?

—No. No siento que me duela nada.

De repente, una duda surgió desde su mente. ¿Como se había hecho esas heridas?

El niño intentó recordar algo más allá de este momento, pero su mente era un lienzo en blanco. No había recuerdos, ni imágenes, solo la certeza de que había sido creado por la Diosa. Este vacío lo desconcertaba.

—No recuerdo nada —murmuró, con una mezcla de confusión y un leve tono de inquietud en su voz.

Percibiendo su preocupación, Elizabeth ronroneó suavemente, como si quisiera calmarlo.

—Eso es normal. Fuiste creado hace poco, y tu mente aún está vacía. Con el tiempo recordarás las cosas. No te apresures, todo llegará en su momento.

El niño asintió lentamente, aceptando las palabras de Elizabeth como una verdad.

Si ella decía que estaba bien no recordar nada, entonces debía ser cierto. La incertidumbre se disipó un poco, dejando espacio para la curiosidad.



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En el texto hay: fantasia, magia, novelaligera

Editado: 27.09.2024

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