El Naugrafo Maldito

Capítulo 9: La traición de abe y el chico de luz.

Si bien ahora los dos estamos tensos con lo dicho realmente no sabemos qué hacer, pero.

Impactada por lo que Akeeva vio, siento miedo de morir, pero también sé que hemos sido traídos aquí por una razón, y esa razón es salvar a estas personas que han estado sufriendo durante tanto tiempo. Aunque eso signifique traicionar a Akeeva, sé que debemos hacer lo correcto.

 

Hemos planeado regresar a casa, y Akeeva parece estar de acuerdo con eso, o al menos eso es lo que le he hecho creer. Así que espero a que Akeeva resuelva todo y saque la perla de verdad, para poder escapar dejando a Akeeva en una de las habitaciones. Con la perla en mano me dirijo hacia la sala norte, donde se supone que debo encontrar a Estefan, quien debería saber cómo liberar a los demás o por lo menos algo me decía que así debe ser.

 

Tarde un día en atravesar el barco y llegar a la puerta donde debe esta estafen por alguna razón los chicos no entran en las zonas de otros y pasando un pasillo escalofriante oscuro y asfixiante al fin llegue a su zona, siento un poco de tranquilidad en el ambiente. No es tan opresivo como en otras partes del barco, y las luces funcionan. La gente no está atada, solo encerrada y tenían un aspecto de tranquilidad. Mientras camino, veo a un joven acercándose. Su cabello lacio y desordenado, viste una camisa blanca abierta y lleva una especie de toalla en la cintura. Lo más sorprendente son las aletas a los costados de sus tobillos y las branquias en su cuello. Quedo impactada por su apariencia, y sin darme cuenta, suelto un suspiro y me escondo detrás de una de las cajas cerca asomando solo mi mirar.

 

El joven percibe mi presencia y voltea hacia mí. Sus ojos verdes y sus cejas pobladas se encuentran con los míos. Su rostro se transforma en un monstruo, pero sigue siendo imponente y atractivo. Aunque su apariencia es digna de admirar, mi vida está en peligro, así que corro lo más rápido que puedo. Lamentablemente, mis esfuerzos son en vano, ya que el joven me atrapa con sus manos, pero no me lastima.

 

Él es amable conmigo y me lleva con el “no tengas miedo por favor jamás le aria daño a alguien tan bonita” dijo con una voz bastante cautivadora “¿Cómo te llamas soy Estefan y tú?” un poco de platica para llevarme con él, “ouh ¿eres muda no sabes hablas? O acaso ¿te asusto soy muy feo? Dice de manera coqueta y de alguna manera tierna. El chico mitad delfín hermoso y amables “no…n, no eres feo eres muy guapo. Soy abe” digo tartamudeando al tenerlo tan cerca era aún más hermoso.

una noche fue suficiente para tener mi confianza y fue una noche bastante divertida con él y los niños de la zona.

Después de mostrarme su parte del barco y cómo cuida de los niños que fueron convertidos en monstruos debido al accidente, me doy cuenta de que los niños son obedientes y no representan una amenaza real.

 

"Oye, Abe, no tengas miedo. Puede parecer que te devorarán, pero tranquila, es solo una apariencia", dice con tono burlón hacia los niños. Sin embargo, en medio de su broma, pronuncia unas palabras que me llenan de miedo y vergüenza: "En cambio, yo sí soy capaz de devorarte".

 

Esa frase me llena de temor, pero también me hace sentir vulnerable. He conocido a los niños y he visto su forma de vida. Estefan, al final de unos días, ha demostrado estar decidido a ayudarme, ya que él también quiere que los niños descansen en paz y poder volver a ser él mismo.

 

Ya avía asado dos días en esa arte del barco con él y cada momento era mágico pero algo parecía mal, en un momento en el cual estafen se fue a comer con los niños me metí a su habitación donde encontré un cuadro de los cuatro juntos, Sofía una chica de cabello rubio labios rojos, blanca y hermosa y luz abrazada de ella su sonrisa de ambas demostraba que avían sido amigas desde la infancia y ambos chicos eran adorables sin embargo Esmit era el menor pues se notaba que era un infante mientras ellos eran tan solo unos adolescentes, en eso Estefan toca la puerta “que haces aquí sin permiso, no tienes miedo de que me enoje y te devore”

 

“No tengo miedo porque sé que no lo aras pero ¿que paso con ustedes”




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