Las enseñanzas de Jesús contrastadas con las enseñanzas impartidas por los hombres, siendo considerado, Jesús hombre verdadero, difieren en gran medida de todos quizás porque en gran medida iba acompañada de una vida de completa entrega a la voluntad de su Padre con un profundo servicio de obediencia.
Utilizó como todo hombre los recursos de que podía valerse, pero el verbo encarnado lo consiguió todo.
También es común encontrar diferencias entre uno y otro hombre incluso estar dando enseñanzas de lo mismo.
Cuando Jesús vino, en el pueblo elegido Israel, las enseñanzas eran impartidas por los doctores de la ley y la ley provenía de las sagradas escrituras.
Las enseñanzas de Jesús lograron darnos a conocer los misterios del camino que encierra una vida de conversión, de tener que alcanzar reino de los cielos y que Él mismo va a entregar su vida por amor.
La voluntad de Dios Padre era que debía morir a manos de los escribas, los maestros de la ley y los ancianos, todos ellos enmarcados en la religión.
Los gobiernos en el pueblo de Israel nacían de la autoridad de los doctores de la ley. Un rey o un monarca gobernaba bajo el amparo de sus interpretaciones; la nación se regía bajo las normas interpuestas por el séquito del rey o la corte que él tenía.
En la actualidad, como en aquellos tiempos había injusticia y corrupción, cuando Jesús vino dejó de lado esta parte tan inherente en el hombre pues sus enseñanzas son tomadas con toda autoridad.
Hubo profetas que dejaron enseñanzas como Jesús, todos encerraban los misterios de la revelación de Dios dada a los hombres.
Los profetas son enviados de Dios, por lo general antes de la llegada de Jesús, pertenecían al séquito o la corte del rey pues sus enseñanzas eran tomadas con sabiduría por el mismo rey y claro por la nación entera. En el pueblo elegido como en la actualidad el testimonio lo dan sus mismas acciones, éstas enmarcan con sus propias vidas.
Sin embargo, con Juan el Bautista y con Jesús sobrepasan todas las barreras del tiempo. Juan estaba llamado a ser la voz en el desierto, el mensajero que vino para preparar el camino del Señor. El pueblo elegido así lo notaba; Juan mismo se identificó así, trajo el bautismo para dejar atrás una vida de pecado y empezar una vida de conversión.
Podemos reconocer entonces que, toda la humanidad tras la venida de Juan el Bautista estaba preparado para la venida de Jesús.
Jesús hizo de su vida una obra en bien de toda la humanidad, pero no solo eso; también una vida en predilección de su Padre, Dios.
Jesús puede ser considerado como uno más de los que ya habían venido en toda la historia del pueblo elegido, pero con Él, todas las profecías, desde el inicio de los tiempos, se cumplieron.
En la actualidad, por lo general, no existe un rey; el gobernante por lo general es un presidente y tiene senadores o congresistas como, análogamente en el pasado, tenían su corte o el séquito del rey.
Los maestros de la ley judía llevaron a morir a Jesús, aún en aquellos tiempos no se puede considerar tener pleno conocimiento de conocer el evangelio tal como lo conocemos hoy.
Sin embargo, en la actualidad muchos de los que estuvieron en el tiempo de Jesús, están de igual modo en nuestros días, se desprende de la siguiente mención de Jesús.
“Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán hasta que vean al Hijo del hombre venir a reinar” y podemos decir si algunos están allí con Él en aquel entonces y lo verán reinar pues en la actualidad muchos de los que le dieron muerte también están.
Si lo vemos de ese modo se podría decir que hasta Simón Pedro fue a pecar pues había seguido de cerca a Jesús arrestado. Se equivocó negó conocerlo y por este hecho ¿Es igual de indigno como los maestros, escribas y doctores de la ley, así como los ancianos? Pues no, porque él supo caer en cuentas de la debilidad que encierra el saberse morir al querer dar testimonio de la verdad.
Pedro tampoco conocía aún toda la verdad plena que encierra los evangelios, pero tras su arrepentimiento pudo conocerla haciendo una vida en servicio tal como lo hizo su maestro y Señor, Jesús.
En la actualidad, siempre se hallará divergencias en torno a cómo llevar esta vida de predilección a los ojos de Dios.
La convivencia entre los hombres es muy difícil sin un maestro dirigiéndonos, es por eso que Jesús tras su regreso al cielo luego de resucitar, al cumplirse los 50 días de su partida, en pentecostés, nos envía a Espíritu Santo.
Entonces nos guiará en la verdad y de lo que habrá de venir al final de los tiempos.
Las enseñanzas de Dios no pueden ser abarcadas por el conocimiento humano, ni todos los hombres con todos los ángeles lograrían un poco del conocimiento de Dios. Lo que sí podemos lograr los hombres es gozar de ese basto conocimiento a través de las experiencias y obedecer lo revelado en las sagradas escrituras para poseer el consuelo que se expresa en el Espíritu Santo.
La biblia es que es leída por nosotros está leyéndonos a nosotros por su revelación y no mueve los corazones del alma más indolente.
Las sagradas escrituras son el conocimiento de Dios dado a los hombres porque Dios se ha dado a conocer por medio de los profetas y sus vidas al servicio de Dios que están plasmados en sus líneas.