El Nerd Que Hackeó El Corazón Del Popular

CAPÍTULO 4. Ecos de Ira. (Kiel).

El timbre de la escuela sonó y las aulas se vaciaron en cuestión de segundos. Kiel recogió sus cosas con tranquilidad, ignorando las risitas y comentarios que algunos compañeros lanzaban al aire. Su popularidad no le protegía de todo, pero al menos lo mantenía al margen de la mayoría de los conflictos.

Sin embargo, su tranquilidad desapareció al llegar a casa. Apenas cerró la puerta de la mansión, su padre ya estaba allí, apoyado contra la pared del recibidor, con los ojos ardientes de furia.

—¡Kiel! —rugió—. ¡¿Qué significa que tus profesores me llamaron de que tienes un examen suspenso?!

Kiel tragó saliva, tratando de explicar, pero su padre no le dio oportunidad. La voz del hombre retumbaba en las paredes de mármol, golpeando sus oídos con cada palabra.

—Y no solo eso… —continuó—. He oído cosas sobre ti en la escuela. ¡Dime que no son ciertos!

El corazón de Kiel se aceleró. Sabía que su padre creía en la brutalidad como método de enseñanza y control. Cada vez que los rumores llegaban a él, la violencia era casi inevitable.

—Papá… lo que te dijeran, no es cierto —dijo Kiel con voz temblorosa—. Son… solo rumores.

Pero el hombre no parecía escuchar razones. Avanzó un paso, empujando a Kiel contra la pared con fuerza. Kiel sintió cómo el aire se escapaba de sus pulmones y un dolor punzante recorrió su hombro.

—¡No me mientas! —gritó su padre, golpeando el suelo con el puño—. ¡Creí que eras mejor que esto, pero parece que todo lo que dicen es verdad!

Kiel cerró los ojos, respirando profundo, intentando mantener la calma. En ese instante recordó el mensaje que Axel había recibido: “Hablamos en casa”. Algo en la forma en que su padre lo miraba le hizo pensar que, de alguna manera, todo estaba conectado: los rumores en la escuela, los exámenes, y la presión de sus padres.

—Papá… —dijo Kiel con más firmeza—. No voy a pelear contigo. No he hecho nada.

El hombre lo miró con odio, pero hubo un instante de duda. Quizá no era solo la ira, quizá algo en Kiel le recordaba sus propios errores, o el miedo de perder el control. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Kiel retrocedió un paso y se apartó de la pared, consciente de que defenderse verbalmente era lo único que podía hacer por ahora.

El silencio llenó la mansión durante un instante, pesado y tenso, antes de que su padre finalmente gruñera y se alejara hacia su despacho, dejando a Kiel con el corazón latiendo a mil por hora y la sensación de que esto no había terminado.

Kiel apoyó la espalda contra la pared, tratando de calmarse. Sabía que la tormenta familiar no iba a cesar pronto. Y, aunque aún no lo comprendía del todo, sentía que todo lo que estaba pasando estaba conectado de alguna forma con los secretos que empezaba a descubrir.



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En el texto hay: skate, popular y nerd, lgtbq+

Editado: 28.10.2025

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