El olor a alcohol antes siempre anunciaba el desastre antes de que ocurriera.
Axel lo recordaba con una claridad dolorosa, como si el aire de aquella noche todavía viviera dentro de su pecho.
_____________
(Flashback)
La casa estaba oscura, solo la luz parpadeante del televisor iluminaba la sala. Su madre hablaba en voz baja, intentando calmar a su padre, pero él ya estaba demasiado lejos para escucharla. Las botellas vacías se amontonaban en la mesa. La rabia en su mirada era la misma de siempre: densa, impredecible, peligrosa.
—Papá, basta… —dijo Axel desde un rincón, viendo cómo gritaba a su madre, su voz temblando más de lo que quería admitir.
El silencio duró apenas un segundo antes de que la tensión explotara. No necesitó ver el golpe para saber que había ocurrido; el sonido seco, la respiración cortada de su madre, todo se grabó en su memoria como una cicatriz.
Axel corrió hacia ellos, empujó el cuerpo del hombre sin pensarlo. No tenía fuerza suficiente, pero lo intentó. Lo intentó con todo lo que tenía.
—¡Déjala! —gritó, aunque su voz se quebró.
Su padre lo miró con los ojos rojos y vacíos. Había algo monstruoso en ellos, una sombra que no pertenecía al hombre que alguna vez lo había llevado en hombros cuando era niño.
El golpe lo lanzó al suelo. No fue solo el dolor físico, sino el peso de la traición. El aire se le escapó de los pulmones, la habitación giraba, y entre los sonidos confusos escuchó un sollozo débil proveniente del armario del pasillo.
Su hermana.
Axel quiso levantarse, pero el miedo lo clavó al suelo. Sabía que si hablaba, si la llamaba, ella saldría… y eso la pondría en peligro. Así que se quedó quieto, aguantando el dolor y tragándose el llanto. Su padre gritaba palabras sin sentido, su madre trataba de cubrirlo con el cuerpo, y todo se convirtió en un ruido distante, confuso, insoportable.
Luego, silencio.
Solo el sonido de su respiración y el tictac del reloj.
Su madre lo abrazó con fuerza, sus manos temblaban. Axel la miró sin entender cómo aún podía protegerlo, cómo aún podía ser suave después de todo.
Esa fue la última noche que lo vio.
Su padre desapareció días después, dejando atrás botellas vacías y un eco de violencia que nunca se fue del todo.
_______________
A veces, Axel todavía soñaba con el sonido del armario abriéndose y la voz de su hermana susurrando su nombre.
Otras veces, soñaba con el silencio después del caos, con el modo en que el aire se volvía espeso y dolía respirar.
Ahora entendía por qué no soportaba los gritos, ni los golpes, ni el miedo en los ojos de los demás. Porque lo había vivido. Porque, en algún rincón de su memoria, seguía siendo ese niño en el suelo, intentando proteger a los que amaba con las manos temblorosas y la esperanza rota.