El Nerd Que Hackeó El Corazón Del Popular

CAPÍTULO 12. Entre estantes.

El murmullo de la biblioteca era tan bajo que se podía escuchar el roce de las páginas y el zumbido de las luces viejas. Axel recorría los estantes con calma, buscando el libro que Luna le había recomendado, aunque sabía que ella en realidad estaba más ocupada charlando con Noah que ayudándolo.

A unos metros, las risas suaves de ambos llenaban el silencio. Noah contaba algo, Luna respondía con un gesto coqueto, y en medio de esa complicidad, Kiel se sentía fuera de lugar.

Sus manos tamborileaban contra la mesa, impacientes. La conversación entre Noah y Luna parecía extenderse sin final, y algo dentro de él le pedía escapar. No sabía si era incomodidad o la necesidad de espacio, pero cuando vio a Axel caminando entre los estantes, aprovechó la excusa perfecta para levantarse.

—Voy a buscar otro libro —murmuró, sin esperar respuesta.

Axel no se dio cuenta de su presencia hasta que una sombra se proyectó junto a él.
Giró y lo encontró allí, apoyado en el borde del estante, con las manos en los bolsillos y la mirada baja, como si no supiera muy bien qué decir.

—Hola —dijo Axel, algo sorprendido.

—Hola —respondió Kiel, más tranquilo de lo que se sentía.

El silencio entre ambos fue breve, pero cargado.
Axel fingió mirar los lomos de los libros, aunque su mente estaba en otro lugar. Por fin, sin pensarlo demasiado, dejó escapar la pregunta que llevaba días repitiéndose.

—¿Por qué me salvaste ese día?

Kiel lo miró, y durante un segundo pareció que iba a fingir que no entendía. Pero los ojos de Axel eran sinceros, curiosos, llenos de una mezcla de gratitud y duda que lo desarmó.

—No lo pensé —contestó al fin—. Solo no podía quedarme mirando.

Axel bajó la mirada.

—Podrías haberlo hecho. Todos los demás lo hicieron.

Kiel esbozó una media sonrisa, sin humor.

—Supongo que no soy como los demás.

La respuesta quedó suspendida en el aire. Axel se dio cuenta de que lo estaba observando demasiado, buscando en sus ojos algo que ni él sabía identificar. Había una tristeza silenciosa en Kiel, una especie de cansancio que se parecía demasiado al suyo.

—Gracias —murmuró finalmente Axel, tan bajo que apenas se escuchó.

Kiel asintió, como si las palabras le pesaran.

—No tienes que agradecerme.

Durante unos segundos, ninguno habló.
Solo se escuchaban las voces lejanas de Luna y Noah, riendo sin saber que a pocos metros algo diferente, más callado y profundo, estaba comenzando.

Kiel extendió la mano hacia el estante y tomó el libro que Axel buscaba. Se lo entregó sin decir nada, y por un momento, sus dedos se rozaron.

Axel sonrió, apenas.

—Creo que ahora sí entiendo un poco más de ti.

—No creo —respondió Kiel, con una mirada leve, casi triste—. Pero tal vez algún día.

El silencio volvió, pero ya no era incómodo. Era el tipo de silencio que promete algo: un comienzo.



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En el texto hay: skate, popular y nerd, lgtbq+

Editado: 28.10.2025

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