El Nerd Que Hackeó El Corazón Del Popular

CAPÍTULO 13. Lo que no se dice.

Kiel estaba a punto de responder algo más cuando escuchó su nombre a lo lejos.
—¡Kiel! —La voz de Noah rompió el silencio de la biblioteca.

Ambos giraron al mismo tiempo. Noah avanzaba entre las mesas, con su eterna sonrisa relajada.

—Casi no los encuentro, es como si les hubiera tragado los libros —rió.

Cuando llegó del todo, Noah golpeó sin querer en el brazo a Axel y el libro se le resbaló y cayó al suelo con un golpe seco.

—Ah, lo siento —dijo Noah, agachándose enseguida para recogerlo. Lo tomó antes de que Axel pudiera hacerlo y se lo ofreció con una sonrisa amable—. Fue mi culpa.

Axel lo miró por un segundo más de lo necesario antes de tomar el libro.
—No pasa nada —murmuró, aunque algo en su voz sonó más tenso de lo que pretendía.

Noah le sostuvo la mirada, aún con esa expresión cálida que parecía natural en él, y luego se volvió hacia Kiel.

—Te estaba esperando, hermano. Luna me estaba contando algo de arte y, bueno… ya sabes cómo hablo cuando me interesa un tema. Tenemos que irnos.

Kiel sonrió apenas, tratando de aliviar la incomodidad que había flotado unos segundos en el aire.

—Sí, ya sé —respondió con un tono que mezclaba resignación y afecto.

Axel asintió en silencio. No entendía bien qué sentía, solo notó una punzada leve en el estómago cuando vio cómo Noah y Kiel se alejaban caminando juntos. Era absurdo, se dijo. Apenas conocía a Kiel. No tenía motivos para sentir nada. Y aun así, algo en esa sonrisa compartida le pareció… demasiado.

—¿Todo bien? —preguntó Luna desde la mesa cercana, donde hojeaba una revista con el aire de quien lo ha visto todo.

—Sí, claro —respondió Axel, aunque su tono sonaba distraído.

Luna lo observó con una media sonrisa sospechosa.

—Ajá. Claro.

Cuando salieron de la biblioteca, el sol comenzaba a caer, tiñendo el cielo de naranja. Caminaban juntos por el pasillo, y Luna, como siempre, hablaba sin filtros: sobre Noah, sobre su risa, sobre lo “encantadoramente tonto” que le parecía.

Axel la escuchaba, pero su mente estaba en otro lugar.
Finalmente, sin mirarla directamente, murmuró:

—Luna… no creo que debas coquetear tan así con él.

Ella se detuvo y lo miró, sorprendida.

—¿Por qué? ¿Te cayó mal Noah?

—No —respondió rápido, casi demasiado rápido—. Solo digo… que se nota mucho.

Luna sonrió con esa picardía suya que parecía leer más allá de las palabras.

—¿Se nota, eh? ¿Y a ti qué más te da?

Axel desvió la mirada, incómodo.

—Nada. Solo digo.

—Ajá. Claro —repitió ella, divertida, dándole un suave golpe en el brazo—. No sabes lo mucho que me gusta cuando intentas sonar indiferente.

Axel soltó una risa débil, pero por dentro seguía confundido.
No era rabia, ni tristeza. Era algo más… algo que lo hacía pensar demasiado en una mirada azul y una voz tranquila que no podía quitarse de la cabeza.

Y mientras se alejaban por el pasillo, con Luna hablando de cualquier cosa, Axel no podía dejar de preguntarse por qué, de todos los recuerdos de ese día, el que más le pesaba era el instante en que Noah le devolvió el libro.



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En el texto hay: skate, popular y nerd, lgtbq+

Editado: 28.10.2025

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