El Nerd Que Hackeó El Corazón Del Popular

CAPÍTULO 19. Entre Miradas y Tropiezos.

En el aula, los cuatro volvieron a coincidir en sus asientos habituales: Axel y Kiel al frente y Luna y Noah justo detrás.
Luna parecía más inquieta de lo normal. Cada tanto se acomodaba el cabello, lanzando miradas fugaces hacia Noah, que intentaba fingir que no lo notaba.

—Te estás comportando raro —susurró Noah sin volverse.
—¿Yo? —preguntó Luna, haciéndose la distraída—. Estoy perfectamente.
—Te has mirado en la pantalla del celular cinco veces en los últimos tres minutos.
—Exageras —replicó ella, mordiéndose el labio para no reírse.

Kiel, que alcanzó a oír algo, sonrió sin girarse. Y Axel, frente a ellos, fingía concentrarse en el profesor, aunque su mente estaba lejos, muy lejos de la lección.

Las cosas con Kiel se habían vuelto diferentes. No incómodas, pero sí más silenciosas. Había algo en la forma en que se miraban ahora: una tensión curiosa, suave, como si cada palabra que compartían escondiera un significado que ninguno se atrevía a decir.

El profesor escribió en la pizarra. Axel tomó su bolígrafo para apuntar, pero se le resbaló de entre los dedos y rodó hacia el suelo, deteniéndose junto al zapato de Kiel.
Axel se agachó al mismo tiempo que él.

Sus manos se rozaron.

Apenas un segundo, pero el aire pareció detenerse. La piel de Axel ardió como si el contacto fuera una chispa. Kiel, por su parte, soltó una leve risa nerviosa antes de devolverle el bolígrafo.

—Gracias… —murmuró Axel, evitando mirarlo directamente.
—De nada —contestó Kiel con voz baja, casi amable, pero con una sonrisa que le temblaba en los labios.

Detrás de ellos, Luna y Noah lo habían visto todo.

Luna ahogó una risa y Noah alzó una ceja, inclinándose hacia adelante.
—Oigan —susurró con tono juguetón—, si van a tener su propio momento romántico, avisen, ¿sí?

Axel se giró de golpe, los ojos abiertos y las mejillas encendidas.
—¿Qué dices? ¡Solo se me cayó el bolígrafo!
—Ajá —respondió Noah, cruzándose de brazos, sonriendo con malicia—. Seguro.
—No empieces —murmuró Axel, hundiéndose un poco en su asiento.

Kiel apenas se contuvo para no reír. Sus hombros temblaban ligeramente, y cuando Axel lo miró de reojo, ambos terminaron riendo bajito, intentando no llamar la atención del profesor.

A la salida de clase, el grupo caminó hacia el patio.
Luna se aferraba al brazo de Noah mientras hablaban sobre una película nueva que querían ver juntos. Él fingía indiferencia, pero su sonrisa lo delataba.

—Podemos verla este fin de semana —propuso ella con un brillo en los ojos.
—¿Tú y yo? —preguntó Noah, arqueando una ceja.
—¿Qué? ¿Prefieres invitar a todo el grupo? —respondió ella, jugando con su cabello.
—No, no… —rió Noah—. Tú y yo está bien.

Kiel los miró por un momento, con una expresión tranquila, y luego dirigió su atención a Axel, que caminaba a su lado en silencio.
—Parece que esos dos ya están en su propia burbuja —dijo Kiel.
—Sí —contestó Axel, sonriendo apenas—. Me alegra por ellos.

Caminaron un poco más. Axel pateaba una piedrita, distraído, y Kiel notó cómo el chico parecía debatirse entre decir algo o callarlo.

—¿Qué pasa? —preguntó.
—Nada… —respondió Axel, luego suspiró—. Solo pensaba en lo de hoy. Lo del bolígrafo.
Kiel sonrió.

—¿Te incomodó?
—No. Solo fue… raro —admitió Axel, bajando la mirada—. Pero no en un mal sentido.

Hubo un silencio breve, cómodo.
—A veces las cosas raras son las que más valen la pena —dijo Kiel, sin pensarlo.

Axel lo miró, sorprendido. Y por un segundo, el ruido del patio desapareció.

Mientras tanto, Luna y Noah se habían quedado atrás.
Ella no podía dejar de sonreír, y él, aunque lo disimulaba, estaba claramente disfrutando de su compañía.

—Entonces… ¿una cita? —preguntó ella con una mezcla de nervios y picardía.
Noah se encogió de hombros.

—Si tú lo llamas así, sí.
—Perfecto —respondió Luna, dándole un pequeño empujón—. Y no te atrevas a cancelar.
—No pienso hacerlo —contestó él, mirándola con una sonrisa sincera.

Kiel los vio desde lejos y negó suavemente con la cabeza.
—Te dije que se gustaban —le comentó a Axel, con una media sonrisa.
Axel asintió, aún pensativo.

—Sí… y tú tenías razón.

Pero mientras observaba a Noah y Luna reír juntos, no pudo evitar recordar el momento en que sus manos rozaron las de Kiel.
No quería admitirlo, pero el recuerdo seguía ahí, palpitando en su mente como algo que no terminaba de entender.

Y, sin saberlo, Kiel pensaba exactamente lo mismo.



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En el texto hay: skate, popular y nerd, lgtbq+

Editado: 28.10.2025

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