El Nerd Que Hackeó El Corazón Del Popular

CAPÍTULO 27. Picnic y primeras emociones.

El sábado amaneció soleado y cálido, con el cielo despejado y un aire fresco que prometía un día perfecto.
Cada uno había llevado algo para compartir en el picnic: Axel cargaba una bolsa con sándwiches y galletas, Noah había traído jugo y bombones, Luna una cesta llena de frutas y Kiel una pequeña selección de snacks que compró en secreto.

Antes de salir, Axel tuvo un momento breve con su madre y su hermana Azel en la cocina.
—¿Vas a divertirte, Axel? —preguntó su madre, dándole un abrazo rápido.
—Sí, mamá, todo bajo control —respondió, sonriendo nervioso.
Azel lo miró con picardía.

—Oye, no te olvides de llevar algo de tu “encanto natural” —bromeó, y Axel se sonrojó, dejando caer la bolsa en sus manos.
—Muy graciosa, Azel —respondió él, riendo.

Con eso, partieron hacia el lago, cada uno cargando su parte de la comida y riendo mientras caminaban juntos.
El lugar era precioso: el agua reflejaba el cielo azul y el sol creaba destellos dorados sobre las hojas de los árboles cercanos.

Una vez instalados, extendieron la manta y comenzaron a sacar la comida. Axel y Kiel se sentaron uno al lado del otro, apenas separados por una pequeña canasta de frutas. Cada vez que Axel alcanzaba algo, sus manos rozaban las de Kiel, y ninguno de los dos apartaba la mirada de inmediato. Pequeños gestos que nadie más notaba, pero que a ellos los hacían sonreír en silencio.

—Gracias por traer todo esto —dijo Kiel, mirando los sándwiches que Axel había preparado.
—De nada —respondió él, encogiéndose de hombros—. Solo quería que todos comieran bien.
Kiel lo miró de reojo, y Axel sintió un leve cosquilleo en el pecho. No podían evitar sonreír cada vez que cruzaban miradas.

Mientras comían y reían, Noah y Luna se acercaban al pequeño puente que cruzaba el lago, dejando que el viento moviera suavemente sus cabellos.
—Esto es… perfecto —susurró Noah, tomando la mano de Luna.
—Sí —dijo ella, sonriendo.

Y allí, bajo la luz dorada del atardecer, compartieron su primer beso tierno, breve y dulce, con esa inocencia de quienes se gustan y quieren guardar el momento solo para ellos.

Kiel, que estaba sentado junto a Axel, los vio. Sintió una mezcla de curiosidad y un calor extraño en el pecho.
Axel, distraído con la fruta, no notó la mirada de Kiel, pero este no podía apartar los ojos. Pensó en cómo su atención se centraba completamente en Axel: en su forma de sonreír, de inclinarse hacia la comida, de mirar el lago con calma.

—¿Estás bien? —preguntó Axel, señalando la manta con un tono amable, pero notando que Kiel estaba un poco distante.
—Sí… solo mirando —respondió Kiel, con una media sonrisa.
Axel sonrió de vuelta, y por un instante, los sonidos de risas y agua se mezclaron con un silencio cómodo entre ellos, lleno de pequeñas tensiones y miradas prolongadas.

Después, todos comenzaron a jugar un poco: tirando una pelota, lanzando hojas al agua y bromeando entre ellos. Noah y Luna seguían tomados de la mano, pero Axel y Kiel se mantenían más cerca de lo que sus movimientos casuales parecían indicar. Cada roce de manos, cada mirada prolongada, cada risa compartida parecía decir algo que aún no tenían palabras para expresar.

Cuando el sol empezó a descender, coloreando el lago de tonos naranja y rosa, Axel y Kiel se alejaron un poco de la orilla, dejando que Noah y Luna estuvieran solos unos minutos. Se sentaron juntos en la madera del muelle, dejando que sus piernas colgaran sobre el agua.

—Este lugar… es tranquilo —dijo Axel, sin mirar a Kiel directamente.
—Sí —respondió Kiel—. Me gusta cómo todo parece… detenido aquí.

Axel finalmente giró la cabeza hacia él y sus miradas se encontraron. No hicieron falta palabras. La cercanía, el silencio, la complicidad de un simple gesto hablaban más que cualquier frase.
Kiel sonrió suavemente, y Axel sintió cómo el corazón le daba un vuelco.

Mientras tanto, Noah y Luna se abrazaban en el puente, felices y riendo por la emoción de su primer beso. Axel y Kiel los observaban a la distancia, cada uno sumido en sus propios pensamientos: Noah y Luna disfrutando de su momento, y ellos dos descubriendo, poco a poco, que algo especial estaba naciendo entre ellos también.

El picnic continuó entre risas, charlas y momentos tranquilos, con el lago reflejando no solo el cielo, sino también la promesa de nuevas emociones, secretos compartidos y una cercanía que ambos, Axel y Kiel, comenzaban a explorar sin prisas, disfrutando del simple hecho de estar juntos.

Y mientras el atardecer caía, todo parecía perfecto: Noah y Luna felices, Axel y Kiel descubriéndose a sí mismos y al otro, y el lago como testigo silencioso de un día que ninguno olvidaría pronto.



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En el texto hay: skate, popular y nerd, lgtbq+

Editado: 28.10.2025

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