El Nerd Que Hackeó El Corazón Del Popular

CAPÍTULO 41. Algo que no puedo callar. (Kiel).

Ya solo faltaba un día. Un día para el baile. Pasó realmente rápido, pero cada hora, cada clase, cada conversación… todo me recordaba lo mismo.

Podía fingir que no me importaba, que era solo una fiesta más con luces, música y ropa elegante. Algo dentro de mí no dejaba de temblar.
Cada vez que pensaba en Axel, en su sonrisa distraída o en la forma en que se le enredaban los mechones de cabello sobre la frente, el pecho me dolía de una forma extraña. No era dolor, exactamente. Era más como… una punzada de algo que quería salir y que no me atrevía a decir.

Esa tarde, después de clase, Noah me alcanzó en la salida.
—¿Todo bien, Kiel? —preguntó, con esa voz calmada que siempre usaba cuando intuía que algo pasaba.

—Sí —respondí, pero sonó poco convincente, incluso para mí.

Él frunció el ceño y, sin decir nada, me tomó del brazo y me llevó hacia un rincón más apartado, cerca del campo de fútbol vacío.
—Vamos, te conozco. Cuando te pones así es porque estás dándole mil vueltas a algo.

Suspiré, mirando el suelo. El viento movía las hojas secas, y me quedé mirando una que rodaba frente a mis zapatos, solo para no tener que verlo a los ojos.
—Es que… no sé —murmuré—. Últimamente no dejo de pensar en alguien.

—¿Axel? —preguntó Noah sin dudar, y sentí cómo el corazón me dio un vuelco tan fuerte que casi me ahogué en aire.

Le lancé una mirada rápida, sorprendido.
¿Tan obvio es?

Noah sonrió, con esa expresión tranquila pero llena de picardía.
—Para todos no. Pero para mí sí. Te conozco desde hace demasiado, Kiel. Y no recuerdo haberte visto mirar a nadie así antes.

Me quedé en silencio. No sabía cómo responderle, porque decir algo sería admitirlo.
Y admitirlo lo hacía real.

—Noah… —empecé, dudando—. No sé qué estoy haciendo. Solo… cuando estoy con él, todo se vuelve más fácil. Me río sin pensarlo, me siento más… yo. Pero al mismo tiempo me da miedo.

—¿Miedo de qué?

—De arruinarlo. De que se aleje. De que no sienta lo mismo.

Noah cruzó los brazos, pensativo, observándome como si buscara las palabras adecuadas.
—¿Y si sí siente algo? —preguntó con voz baja—. ¿Y si está esperando a que tú digas algo primero?

Lo miré, confundido.
—¿Tú crees?

—No lo sé —admitió con una sonrisa—. Pero sé que si no haces nada, te vas a quedar con esa pregunta mucho tiempo. Y te conozco, no eres de los que olvidan fácilmente.

Guardé silencio. Tenía razón. No lo iba a olvidar.
Y en el fondo… no quería hacerlo.

Caminamos un rato en silencio por el camino de salida. El sol comenzaba a bajar, tiñendo el cielo de naranja. De pronto, sin pensarlo demasiado, lo agarré de la mano y lo detuve.

—Noah —dije, respirando hondo—. En el baile… quiero decirle algo. No una declaración enorme, ni nada de película. Solo… algo que le deje claro que me importa.

Él me miró unos segundos, sonriendo con orgullo.
—Entonces hazlo. Pero a tu manera, Kiel. No necesitas palabras perfectas, solo sinceras.

Asentí, aunque la garganta me ardía.
Noah me dio una palmada en el hombro antes de seguir caminando.
—Y tranquilo, no le diré nada a Luna. Pero… —me lanzó una sonrisa cómplice—. Me alegra verte así. Te mereces sentir algo bonito.

Me quedé allí, mirando cómo se alejaba, con el corazón latiendo tan fuerte que podía oírlo.
El viento sopló suave, y por primera vez, me permití cerrar los ojos y sonreír.

Quizás tenía miedo, sí.
Pero por Axel… valía la pena tenerlo.



#4968 en Novela romántica
#1796 en Otros
#122 en Aventura

En el texto hay: skate, popular y nerd, lgtbq+

Editado: 28.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.