El Nerd Que Hackeó El Corazón Del Popular

CAPÍTULO 43. La noche del baile.

La noche finalmente había llegado. El instituto parecía un lugar completamente diferente, transformado por luces doradas y azules que colgaban del techo y globos que decoraban cada rincón del gimnasio. El escenario para la música estaba listo, y los primeros invitados comenzaban a llegar, con risas, vestidos y trajes impecables.

En la casa de Axel, Luna estaba frente al espejo del baño, ajustando los últimos detalles de su vestido dorado. Su cabello caía con ondas suaves sobre los hombros, y el maquillaje resaltaba la luz de sus ojos. Axel la ayudaba, revisando su peinado y asegurándose de que todo estuviera perfecto.

—¿Lista para la gran noche? —preguntó Axel con una mezcla de nervios.

—Sí… aunque estoy un poco nerviosa —respondió Luna, respirando hondo.

—Tranquila —susurró Axel—. Todo va a salir perfecto. Aunque yo si que estoy nervioso por ir con Kiel... Pero está bien, solo son nervios, todo estará perfecto.

Mientras tanto, en casa de Noah, Kiel revisaba los últimos detalles de su traje dorado. Cada botón, cada pliegue, cada pequeño detalle combinado con el traje azul de Axel había sido planeado cuidadosamente por Luna. Aun así, los nervios no lo dejaban. Su corazón latía rápido y sentía cómo las palmas de sus manos se humedecían levemente.

—Kiel, respira —le dijo Noah, dándole una palmada en el hombro—. Solo hazlo a tu manera.

Tomó aire hondo y asintió, aunque sentía que el mundo entero giraba a su alrededor. Esta noche no era solo un baile, era el momento que había esperado desde hace algo de tiempo. Cada pensamiento giraba alrededor de Axel y de cómo decirle todo lo que sentía sin arruinarlo.

Cuando finalmente salieron de las casas, las parejas se encontraron en la calle. Noah y Luna, tomados de la mano, caminaban un poco delante, con sonrisas nerviosas y miradas cómplices. Axel y Kiel los seguían de cerca, intercambiando miradas tímidas. Cada paso hacía que los nervios aumentaran, y a la vez, que la emoción creciera.

Al entrar al instituto, la vista los dejó sin aliento. Todo estaba decorado según la temática que habían planeado: luces doradas y azules, reflejando la idea de que cada pareja era la luz del otro. Los invitados comenzaban a llegar, posando para fotos y saludando a amigos. Cada detalle parecía perfecto.

Primero se dirigieron a la zona de fotos. Noah y Luna se colocaron juntos, riendo, mientras Axel y Kiel se ponían hombro con hombro, intentando mantener la calma. Cada clic de la cámara los hacía sonrojar, y cada pequeña mirada intercambiada aumentaba la intensidad de la conexión.

—¿Listos para bailar? —preguntó un organizador, sonriendo.

La música comenzó lentamente, suave y elegante. Noah y Luna se dirigieron a la pista con confianza, riendo y tomados de la mano. Kiel tomó la mano de Axel con cuidado y lo guió hacia la pista, donde solo existía la melodía y ellos. El mundo alrededor desapareció.

Los primeros compases fueron un calentamiento: pasos suaves, movimientos lentos, sonrisas tímidas. Cada roce de sus manos hacía que el corazón de Kiel se acelerara, mientras Axel notaba cómo su respiración se volvía un poco irregular.

—Axel… —susurró Kiel—. ¿Bailamos un poco más cerca?

Axel asintió, y la cercanía hizo que ambos sintieran un calor extraño y agradable. La música cambió de forma sutil a una melodía romántica que había sido planeada con antelación, y Kiel supo que era el momento perfecto.

—Axel… hay algo que necesito decirte —dijo, inclinándose ligeramente para que solo él escuchara—. Desde que te conocí, he sentido algo que no puedo ignorar. Me haces sentir completo, más yo mismo… y no quería esperar más. Axel, me he enamorado de tí.

El silencio duró unos segundos que parecieron eternos. Los ojos de Axel se agrandaron, y luego, con una sonrisa suave y temblorosa, respondió:

—Kiel… yo… yo también siento lo mismo.

El abrazo fue inmediato, cálido, reconfortante. Mientras giraban suavemente al ritmo de la música, el mundo alrededor desapareció por completo. Solo existían ellos dos, conectados de una manera que ninguno había sentido antes.

Desde un rincón, Noah y Luna los observaron con complicidad. Susurraron entre ellos, felices de ver que todo había salido como esperaban. La emoción de ver a sus amigos finalmente conectando de la manera que tanto merecían les llenaba el corazón.

La noche continuó entre risas, fotos, bailes y pequeñas conversaciones. Axel y Kiel no se separaban, riendo nerviosamente y hablando en susurros. Noah y Luna disfrutaban de su propio momento, sin robar protagonismo, felices de que todo estuviera saliendo tan perfecto.

Con cada canción, la conexión entre Axel y Kiel se volvía más fuerte. Compartieron miradas, sonrisas y gestos pequeños que solo ellos entendían. Cada roce de manos, cada abrazo, cada palabra susurrada reforzaba la sensación de que esta noche marcaría un antes y un después.

Cuando finalmente terminó la última canción de la noche, los cuatro caminaron juntos entre los invitados, tomados de la mano, disfrutando del aire fresco y de la sensación de éxito. Kiel miró a Axel una vez más, sonriendo, y él le devolvió la mirada con la misma intensidad.

La noche no era solo un baile: era el inicio de algo nuevo. Algo real. Algo que ambos habían esperado sin siquiera decirlo en voz alta. Todo había sido planeado, cada detalle, cada mirada, cada gesto. Y ahora, finalmente, podían disfrutarlo juntos.



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En el texto hay: skate, popular y nerd, lgtbq+

Editado: 28.10.2025

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