El Nerd Que Hackeó El Corazón Del Popular

CAPÍTULO 47. Confesiones bajo el cielo.

La tarde había caído y el cielo estaba teñido de tonos naranjas y violetas. Axel y Kiel se encontraban sentados en un banco del parque, alejados del bullicio del instituto y de los compañeros. La distancia entre ellos era pequeña, pero suficiente para que ambos se sintieran seguros.

—Kiel… —empezó Axel, con la voz baja, casi temblorosa—. Quería hablar contigo. De cosas… de mi pasado.

Kiel lo miró con atención, tomándole la mano suavemente, invitándolo a seguir.

—Yo también… —dijo Kiel, apretando suavemente sus dedos—. Podemos contarnos todo.

Axel respiró hondo y comenzó:
Mi padre… no está. Nunca lo estuvo de verdad. Cuando era pequeño, golpeaba a mi madre, a veces también a mí. La única familia que tengo es ella y mi hermana, Azel. Solo nos tenemos nosotros. Y a veces… a veces siento que no merezco ser feliz.

Kiel bajó la mirada por un momento, luego la levantó, encontrando los ojos de Axel.
Yo… sé lo que se siente —susurró—. Mi padre… sigue siendo agresivo. Me golpea, me grita. Mi madre… no me habla. Y de mi hermano mayor… no sé nada. Nada.

Axel se inclinó un poco hacia él, con el corazón apretado.
—Kiel… —dijo con suavidad—. Lo siento mucho. Nadie debería pasar por eso.

Kiel asintió, con los ojos brillantes.
—Pero estoy aquí, Axel. Ahora tengo a alguien que me entiende, que me hace sentir que todo puede ser distinto. Y tú… tú también mereces ser feliz.

El silencio que siguió no era incómodo, era lleno de entendimiento. Cada uno respiraba la presencia del otro, como si solo con estar juntos pudieran sanar pequeñas partes de sus heridas.

Nunca pensé que podría confiar tanto en alguien tan rápido —dijo Axel, rompiendo el silencio con un hilo de voz—. Pero contigo… puedo ser yo mismo.

—Yo también —dijo Kiel, acercándose un poco más—. No quiero esconderme más. No quiero tener miedo de sentir, de querer. Contigo me siento seguro.

Axel tomó el rostro de Kiel con ambas manos y lo miró a los ojos.
—Kiel… yo… —dudó, tragando saliva—. Yo te quiero. No solo por lo que siento ahora… sino porque me das fuerza, porque me haces creer que puedo ser feliz de verdad.

Kiel sonrió, con lágrimas brillando en los ojos.
—Axel… yo también te quiero. Y aunque la vida no haya sido fácil, contigo siento que puedo enfrentar cualquier cosa.

Se acercaron lentamente, y sus labios se encontraron en un beso dulce, lleno de ternura y de promesas silenciosas. No había prisa, solo ellos, compartiendo cada emoción, cada miedo, cada esperanza.

Cuando se separaron, Axel apoyó su frente contra la de Kiel.
—Gracias por confiar en mí —susurró.

—Y gracias a ti —respondió Kiel—. Por escucharme, por quererme, por estar aquí.

El cielo seguía cambiando de color, y el parque se llenaba de la calma de la tarde. Aun con todo lo que habían sufrido, Axel y Kiel encontraron un momento de paz, de intimidad, de conexión verdadera. Sabían que el camino no sería fácil, pero también sabían que juntos podrían enfrentarlo.

Mientras caminaban de regreso tomados de la mano, cada paso era una promesa silenciosa: nada podría separarlos si permanecían unidos, compartiendo todo, sin esconderse, con la certeza de que se tenían el uno al otro para siempre.



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En el texto hay: skate, popular y nerd, lgtbq+

Editado: 28.10.2025

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