Ian y Clara caminaban por un sendero cerca del río, donde el agua reflejaba la luz gris del cielo.
De pronto, una sombra oscura surgió del bosque.
—¿Qué es eso? —susurró Clara, con miedo.
—No lo sé —respondió Ian, apretando la flauta—. Pero creo que no es buena.
La sombra avanzaba rápido. No tenía forma definida, solo un vacío que parecía absorber la luz.
Los otros niños llegaron corriendo:
—¡No te acerques! —gritó Finn—. Eso es un espectro que se alimenta del miedo.
Ian recordó la lección del bosque: la música puede protegerte.
Tomó su flauta, Clara la armónica, y comenzaron a tocar.
El sonido llenó el aire, vibrando entre los árboles.
La sombra retrocedió, siseando, hasta desaparecer entre la bruma.
—¡Funcionó! —dijo Ian, con el corazón latiendo a mil por hora.
Editado: 12.11.2025