El mapa los condujo a un puente colgante sobre un río oscuro.
Las tablas estaban podridas, y un viento helado atravesaba la cuerda.
—Esta es la prueba —dijo Ewan—. Solo los que tienen valor y corazón puro pueden cruzar.
Ian respiró hondo y miró a Clara.
—Vamos juntos —dijo.
Comenzaron a cruzar. Cada paso era peligroso, pero Ian tocó su flauta y Clara la armónica.
El sonido calmó el viento y fortaleció las tablas.
Al llegar al otro lado, todos sintieron que algo dentro de ellos había cambiado.
No solo habían cruzado un puente, sino que habían cruzado un umbral hacia otra etapa de su viaje.
Editado: 12.11.2025