Al salir de la cueva, Ian sostuvo el mapa con firmeza.
—No sabía que esto existía —dijo—.
—Ahora sabes —respondió Ewan—. Y lo que encuentres en el camino dependerá de tu música, tu corazón y tu valor.
Clara tomó su mano.
—No importa lo que venga —dijo—. Lo enfrentaremos juntos.
Ian sonrió, mirando el horizonte gris que comenzaba a despejarse.
—Prometo seguir el camino —susurró—. Hasta encontrar a mi padre… y hasta proteger a todos los que lo necesiten.
El viento sopló, llevando consigo la melodía de su flauta y de su armónica, y el paraguas azul se reflejó en el cielo, como una guía invisible que los acompañaría siempre.
Editado: 12.11.2025