El grupo avanzaba por un valle cubierto de niebla.
—Este lugar siempre confunde a los viajeros —advirtió Ewan—.
Cada paso parecía multiplicarse, y los árboles se cerraban como un laberinto.
De repente, una sombra negra surgió entre los troncos, silenciosa y ágil.
—¡Cuidado! —gritó Finn.
Era un espectro más grande y fuerte que el que habían visto antes.
Ian recordó las notas de la flauta y Clara comenzó a tocar la armónica.
El sonido vibró en el aire y la sombra retrocedió momentáneamente.
Pero no desapareció del todo.
—No basta con tocar —dijo Ewan—. Deben conectar su música con el corazón, con la verdad que llevan dentro.
Editado: 12.11.2025