Ian cerró los ojos y pensó en su padre, en la carta, en su hermana pequeña, en todos los niños que necesitaban protección.
Clara hizo lo mismo, recordando la pérdida de su madre y la bondad de su abuela.
Juntos tocaron la melodía más intensa que habían hecho hasta ahora: La canción del cielo gris.
El espectro chilló, y la niebla comenzó a despejarse.
El viento arrastró la sombra lejos, y por primera vez Ian sintió el poder de su música como algo más que sonido.
—Es… real —susurró Clara—. Puede protegernos.
—Y también puede guiarte —dijo Ewan—. Ahora entiendes un poco más sobre el paraguas azul.
Editado: 12.11.2025