Esa noche, acampando cerca de un lago, Ian colocó el colgante azul frente al fuego.
El paraguas azul apareció, flotando entre la luz y la bruma.
—Ian —dijo la voz—. Has pasado la primera gran prueba. Pero lo que viene será más difícil.
Ian miró a Clara y al grupo:
—Prometamos que seguiremos juntos, pase lo que pase.
—Siempre —dijo Clara, apretando su mano—. Y protegeremos a quienes no puedan defenderse.
El paraguas azul brilló intensamente, y la lluvia comenzó a caer suavemente, como bendiciendo su promesa.
—Tu música y tu corazón —susurró la voz— serán la llave para cambiarlo todo.
Y así, bajo el cielo gris iluminado por un paraguas azul, Ian comprendió algo esencial: el verdadero viaje apenas comienza, y su poder crece con cada paso, cada nota y cada amistad que nace en el camino.
Editado: 12.11.2025