Durante los días siguientes, Ian y Clara practicaron incansablemente.
Cada nota era más fuerte, más intensa, y resonaba más allá de ellos, tocando la esencia del bosque, del lago y del viento.
—Siento que cada nota me hace crecer —dijo Ian—. Como si la música me recordara quién soy y quién quiero ser.
—Y eso es exactamente lo que tu padre quería —sonrió Caelan—. La música no solo protege, también enseña y despierta la valentía.
Pero no todos estaban contentos. En la sombra, un nuevo enemigo los observaba, decidido a apropiarse del poder del paraguas azul.
Editado: 12.11.2025