El Niño Nuevo

Domingo 02 Marzo

 Domingo 02/Marzo/2014

11:02 p. m.

Siempre he sido una persona muy romántica; pero al mismo tiempo, muy escéptica.

Me gustan esas historias donde las parejas luchan contra todo juntas, pero jamás he conocido una que lo haga. Me fascinan las historias de amor, pero no creo que existan, quiero encontrar a alguien con quien pueda compartir mi vida, pero cuando siento haberlo encontrado, me prefiero sola.

Pero, de repente un día, comienzas a notar que no puedes sacar a alguien de tus pensamientos. Aunque te encuentres perdida en cualquier cosa, de alguna manera esa persona llega a tu mente, siempre, de alguna manera, algún detalle de tu vida cotidiana te recuerda su nombre, su sonrisa, a él.

La última vez que eso me ocurrió prometí que haría hasta lo imposible para que no me volviera a pasar. Pero, bueno, todos prometemos cosas imposibles a veces.

Hoy decidí que podía perder el tiempo husmeando un rato en las redes sociales, viendo imágenes leyendo estados, como dije antes: perdiendo el tiempo. Pero entre las muchas frases que leí, hubo una que simplemente me encantó, que de alguna manera sentí que la encontré en el momento correcto:

"El encuentro entre dos personas es como es contacto entre dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman"

—Carl Jung

Según mis amigos, yo no soy la misma desde que Sebastián llegó a la escuela.

Según Sebastián algo cambió en él cuando llegó aquí, pero no ha logrado averiguar qué fue.

Pero en fin, gracias a Dios no todo en esta vida es amor, también están las amistades y justamente hoy, cuando "perdía el tiempo" decidí marcarle a una vieja amiga, su nombre es Nessa.

Ese tipo de acciones te hacen darte cuenta de lo mucho que cambia la gente y lo rápido que pasa el tiempo. Cuando recién entré a la preparatoria, se me dificulta hablar con la gente y hacer amigos, por ende la mayoría del tiempo caminaba sola por los pasillos de la escuela y un día ella simplemente me encontró

—Oye ¿Qué haces tan sola?——— Ella se encontraba sentada junto a otra chica que me veía de una manera un tanto extraño. Nessa era muy linda, su cabello llegaba hasta la cintura y era de un color castaño claro. Sus ojos eran grandes, y me miraban con preocupación.

—Me gusta estar sola— Susurré, aunque yo sabía que simplemente no le agradaba mucho al grupo, preferí mentirle, no era necesario ir por los pasillos dando lastima.

—La soledad nunca ha sido buena consejera, ¿Por qué no te sientas con nosotras?— Al principio dude, no quería incomodarlas, pero Nessa insistió.

Ahí me di cuenta de lo mucho que necesitaba a una amiga, la chica junto a Nessa era América, su mejor amiga. Ambas eran muy diferentes:
Nessa era extrovertida.
América era sumamente tímida.
Nessa estaba siempre llena de energía.
América tenía flojera el 99% del día.
Nessa era tan pálida que parecía traslúcida.
América era morena, como la canela.
Nessa era una eterna enamorada.
América huía del amor.
Ambas eran muy diferentes.
A pesar de eso eran amigas.
Mejores Amigas.

Aunque ambas trataron de incluirme en su círculo, ellas estaban por graduarse, así que era difícil pasar tiempo con ellas. Yo necesitaba amigas, pero al parecer todas me huían, y cuando Nessa se fue, me quede sola una vez más.




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