El Niño Nuevo

Viernes 28 de Marzo

 Viernes 28/Marzo/2014

10:40 p. m.

No es bueno que alguien se apodere de tu mente, que su recuerdo venga a ti inconscientemente, menos cuando es mejor ocultar lo que sientes. Nunca había encontrado a alguien tan igual a mí, alguien que supiera comprenderme y hacerme reír. 

Entre más lo conozco me doy cuenta que dé el me enamoró, pero no es lo correcto y tengo que fingir que lo ignoro. Me siento fuerte a su lado y débil sin él, cuando escucho su voz todo se torna de un mejor color y cuando me abraza el tiempo se detiene. Lo veo con alguien más y el miedo me inunda, pero tengo que aceptar que para él nada soy. Se me escapa una sonrisa cuando a los ojos lo miró, trato de evitar que note mis sonrojos, desgraciadamente, soy su amiga, su amiga solamente.

Hoy es un día especial. Ha nacido un pequeño niño, hermano de Iker. 

Estábamos Sofía, Lizeth y yo en su casa, terminando un trabajo de biología, cuando su padre entró emocionado al cuarto a anunciar que la madre de Iker había dado a luz. Todas lo abrazamos, con genuina emoción y no fueron necesarias palabras para darnos cuenta de que seríamos de mucha ayuda si nos retiramos de ahí.

Comenzamos a caminar a la deriva, era medio día, moríamos de hambre y de calor

Ninguna idea parecía buena; no teníamos idea de dónde comer ni de donde recostarse un rato, hasta que al pasar por un parque cercano a la escuela vimos un mini-súper. Con el poco dinero que llevábamos, compramos una sopa instantánea cada quien y un refresco grande. 

Al asegurarnos de que la sopa estuviera en  lista, nos dirigimos hacia el parque, a sentarnos bajo la sombra de unos árboles.

—Cuando tenga hijos— dijo Sofía. —Tienen que llamarlas tías— Lizeth y yo, nos miramos y sonreímos con ternura.

—Tienen que estar presentes cuando yo me case, serán las damas de honor— secundó Lizeth.

—Quiero que estemos juntas, a pesar de todo. Apoyarnos, en las buenas y en las malas; que aunque el tiempo pase, seguiremos siendo amigas— 

Las tres, sellamos una promesa ese día. Pero nunca se sabe si las promesas se quedaran en palabras o si realmente van a cumplirse.

Pero, eso tipo de sentimientos, ese tipo de palabras, afloran cuando uno está por graduarse. El hecho de que entraras a un nuevo mundo, te hace tener miedo, porque ahora estarás solo y todo será diferente. Tener un lugar a donde aferrarte nos hace sentir seguros, menos indefensos. Nos hace sentir más fuertes.




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