Martes 15/Julio/2014
09:37 p.m.
Odio tener la razón.
Si quede en la facultad de robótica, Sebastián también. Lo que significa que solo me quedan 26 días de vacaciones.
Tal vez exagero, pero siento que me distanciare bastante de todos mis amigos. No he sabido nada de ellos desde el día de la graduación; supongo que así es la vida, en cada ciclo te acompañarán distintas personas. Aunque no estoy segura de que tanto confiaba en Sofía y Lizeth, al menos sabía que estaban ahí. ¿Seguirán a mi lado ahora? Ya no nos veremos todos los días, con suerte nos veremos una vez al mes y por ende, será difícil encontrar tema de conversación, y será aún más difícil seguir confiando en ellas.
Y pues, Iker. Creo que él será el único con el que mantendré el vínculo, ahora que mis sentimientos por él han desaparecido todo ha vuelto más o menos a la normalidad. Lo único distinto a antes es que Sofía me trata de manera un tanto recelosa, pero ya se le pasara.
Y los sentimientos hacia Iker desaparecieron al darme cuenta de que él tenía razón. Mis sentimientos hacia él eran un escudo para evadir que aún estaba enamorada de Sebastián; y de hecho pensé que tal vez también él sentía algo por mí , pero fue producto de mi estupidez, es decir, a veces ni siquiera sé si le importo. Aunque, solo somos amigos, él no tiene por qué comportarse de manera distinta conmigo, su única preocupación es lograr lo que quiere con su vida, y yo no soy parte de ese plan.
Todos los días espero que uno de ellos aparezca tras de mi puerta y esté dispuesto a escuchar. Han sido días estresantes, y los necesito, necesito a cualquiera de ellos. Y tengo miedo, un tremendo miedo a que me olviden, a que su amistad haya sido falsa, pero el tiempo y la distancia pueden hacer que olvides a alguien demasiado rápido si ese alguien no te importó nunca.
Las pesadillas no dejan de perseguirme y solo Dios puede protegerme de ellas, solo Dios me escucha, siempre ha sido así.
Tal vez me equivoque en confiar en ellos, pero tengo miedo de que todo lo que vivimos quede entre las cenizas. Y los extraño, los extraño porque con ellos era feliz.
No niego que fueron los mejores siete meses de mi vida. Cuando pasaba horas caminando en medio de Iker y Sebastián, y como me di cuenta de que ellos habían entrado en mi vida por alguna razón. Recuerdo cuando Sebastián trató de enseñarme a andar en motocicleta y a librar mi miedo a las alturas, cuando fuimos al baile de corazones, y al de graduación, cuando sus ojos mostraron preocupación al enterarse de que me cortaba, cuando me dijo que yo era una razón para no desaparecer. Cuando sus brazos me sostenían en el momento que averigüe que la relación de mis padres se estaba hundiendo.
Cuando Iker me dijo mirándome a los ojos que yo era diferente, que no quería verme sufrir, cuando me escribió una canción, cuando sus palabras me abrían los ojos, cuando me demostró que yo era más fuerte de lo que pensaba. Cuando me di cuenta de que al fin había encontrado al hermano que siempre busqué.
No quiero perder su amistad, pero comienzo a creer que será inevitable, no quiero olvidarlos, pero debo acostumbrarme a su ausencia.