Kristen
Caminé hacia la ventana y me quedé apoyada en el marco mirando hacia afuera.
— ¿Por qué te decidiste a hablar ahora? — indagué sin mirarlo.
— Después de tres años de verte a la distancia, ya no aguantaba más — se hizo un silencio que pareció contundente, pero no quise hablar ni mirarlo, entonces él siguió hablando. — Antes, cruzarnos en casa de tus padres hacía que mi relación con Karen sea más llevadera. Esperaba que llegara ese momento, pero luego te mudaste y lo que ya estaba mal se vino abajo en picada — otro silencio. — No es que anduviera preguntando cuántas horas trabajas en el hospital, pero no podía evitar verte.
— Nada de eso me dice nada, yo no vengo a cuento de lo que sientes, ni de tu relación con Karen, ni entiendo por qué ella me acusa de ser la causa de su infelicidad.
— Creo que ella piensa que si tu hubieras actuado de manera diferente, no habría pasado lo que pasó entre nosotros. Ella se habría librado de mí mucho antes.
— ¿Librarse de ti?
— Son deducciones mías, pero creo que no esperaba que todo fuera tan lejos. Creo que actuó de manera impulsiva, y cuando se vio embarazada no supo qué hacer, probablemente por eso solo me lo dijo a mí. Y después, para ella fue muy difícil haber sufrido la pérdida y nuevamente no tenía a nadie más a quien recurrir que a mí.
Sus palabras iluminaron mi mente de repente, y entendí. Yo me había pasado diez años lamentando lo que mi hermana me hizo, en pleno desconocimiento de lo que ella había sufrido por haber tomado una sola decisión inmadura. Entonces me giré a mirarlo. Él permanecía apoyado en la puerta, y su expresión era de agotamiento.
— Y después, con una relación establecida, no se atrevió a retractarse, tú ya venías a casa y mis padres te adoraban. Te aman como si fueras su hijo — concluí yo.
— Eso creo.
— Es terrible y ¿por qué aguantaron diez años así?
— Formalidades sociales supongo, no nos veíamos tanto y se suponía que éramos la pareja ideal.
— Los chicos populares juntos es lo deseable imagino.
— Puedes verlo así, si quieres.
— No imaginaba que fueras tan superficial.
— No soy superficial. Soy un cobarde que no encontró otra forma de acercarse a la mujer que ama.
El corazón me dio un vuelco y aunque podría haberme alegrado, sentí ira.
— No trates de culparme — exclamé. — Yo no tengo nada que ver con sus tonterías.
— Pasé los últimos años de la escuela tratando de llamar tu atención, no son tonterías. Y aunque te parezca tonto o ridículo, tenemos mucho en común, y me gustaba darme cuenta de eso cada vez que visitaba tu casa. Aunque ni me miraras por estar estudiando.
— Mejor dejemos esta conversación aquí, no puedo seguir.
— ¿Has hablado con Karen?
— Sí, me acuso de ser la causante de su infelicidad.
— Hablaré con ella.
— Haz lo que tengas que hacer, no me importa.
Volví a darle la espalda y solo escuché el ruido de la puerta.
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Derek
Toqué en la habitación de Karen y esperé. Ella abrió y vi que sus ojos estaban hinchados.
— ¿Hablaste primero con ella no? — indagó cuando ingresé. — No necesitas responder lo veo en tus ojos.
— ¿Qué esperas que te diga?
— Nada. ¿A qué has venido?
— A ver cómo te encuentras, claro.
— Como si te importara.
— Estamos juntos hace diez años, claro que me importa.
— Ya no. Te dejé anoche, ¿recuerdas?
— Como sea, aunque no nos amemos, existe un vínculo y un cariño entre nosotros, al menos por mi parte es así.
Ella se quedó callada, abrazaba su propio cuerpo caminaba de un lado al otro.
— Cuando estuvimos juntos, yo no imaginaba que eso pasaría.
— Lo sé.
— Es que, tú sí estabas dispuesto a todo y no era coherente que me negara, pero ahora me pregunto cómo habría actuado Kristen en esa situación, ¿crees que ella se habría acostado contigo como lo hice yo? ¿O se habría negado?
— En ese momento, no dudé de que ella quería lo mismo que yo, ahora, creo que tal vez se habría negado, probablemente habría tenido miedo de ir tan lejos.
— No tienes idea de cuánto me arrepiento.
— Creo que en el mismo momento en que tuviste el test en tu mano te arrepentiste.
— Sí, es verdad… — Hizo un silencio solemne, parecía agitada en su interior, pero de repente se había quedado tiesa. — El niño... yo... no lo perdí.
Estas palabras me sorprendieron, porque temí que me dijera que todo había sido una mentira. Que me había engañado. Cuando le conté a Kristen ella no lo creyó, es decir que sería muy posible que todo haya sido un invento para retenerme.
— Yo lo aborté — concluyó dejándome más helado todavía.
— ¿Qué? — Indagué lleno de estupor, como si no hubiera escuchado bien lo que me dijo, pero lo había oído perfectamente.
— No me sentía en condiciones de ser madre, era una niña malcriada que se había acostado con el amor de su hermana, no podía tenerlo — ella se sentó al otro lado del lecho, dándome la espalda. Yo permanecí de pie, mirándola sin saber qué decir o qué hacer. — Cuando todo concluyó, te llamé porque me sentí devastada, me di cuenta de que había hecho algo terrible, algo que no me perdonaría nunca y no tenía a nadie a quién contárselo. Si no hubiera sido tan malvada con mi propia hermana, nada de eso me habría sucedido.
Su voz entrecortada expresaba su llanto. Caminé y me senté junto a ella.
— No te atormentes, Karen, eso pasó hace diez años. Ninguno de los dos estábamos preparados para tener una familia. No puedo juzgarte porque realmente fue algo muy grande para nuestros hombros y, aunque no me gusta admitirlo, si me hubieras pedido opinión en ese momento, es probable que te hubiese apoyado, yo tampoco me sentía capaz de criar un niño, pasé muchas noches sin dormir, pensando en qué haría para ser un buen pardre, para proveerles a ti y al bebé todo lo que necesitaban, y cuando me dijiste que todo había terminado, me dolió, pero también fue un inmenso alivio.